Review «The leftovers», Episodio 6: los pequeños grandes detalles

[alert type=red ]El siguiente texto tiene spoilers del sexto episodio de The Leftovers[/alert]

El domingo pasado el nuevo capítulo de The leftovers lleva por nombre «Guest» (en español «invitado»), donde se ahonda en la vida de Nora Durst, interpretada por Carrie Coon (quien tuvo pequeñas apariciones en Law and order y en la extinta Intelligence), quien es una solitaria mujer, puesto que en la masiva desaparición perdió a su marido y a sus dos hijos. Durante el episodio observamos su obsesión por mantener su casa tal cual estaba cuando su familia estaba completa; compra cereales para sus ausentes hijos y no cambia el rollo de la toalla nova que estaba en su cocina antes de que su vida cambiara completamente luego de lo ocurrido 3 años atrás. Durst trabaja en una entidad gubernamental que paga los seguros de los desaparecidos, formulando previamente un cuestionario infinito de 121 preguntas que incluyen hobbies, consumo de tabaco y prácticas sexuales, con el que pretenden establecer alguna especie de patrón de desapariciones, intentando dilucidar qué podrían tener en común ese 2% de la población, entre los que no olvidemos que se encuentra el Papa y Jennifer López.

En el capítulo presenciamos la solicitud -algo bizarra- de divorcio de su perdido marido, quien mantenía una relación extramarital con la profesora de sus hijos, la cual llega a oídos de Nora por el religioso del pueblo, Matt, quien a la vez es su hermano. En los pasillos del juzgado, Durst se topa con Kevin, con quien curiosamente, tiene más cosas en común de las imaginables. Sin embargo, el corazón del episodio es a la convención de desaparecidos que debe asistir Nora como relatora, donde todo comienza mal, cuando su identificación está extraviada y le hacen entrega de una que dice «invitada». Ese mismo día, conoce a un fiestero hombre quien fabrica réplicas físicas y concretas de los desaparecidos para que sus familiares vivan un duelo. Esa noche, Durst va a la habitación de ese hombre con más personas, donde participa de una desenfrenada fiesta.
A la mañana siguiente, Nora es expulsada del hotel donde alojaba y sería la conferencia por un confuso accidente que la involucraba a ella en daño a propiedad privada hotelera en pleno bar, lugar al cual ella no había asistido. Más tarde, maletas en la calle, se dirige a un negocio de impresiones para fabricar su propia credencial y así asistir a la conferencia. Luego, es descubierta y expulsada nuevamente, pero Durst insiste en que alguien la suplanta, situación corroborada posteriormente en medio del evento, donde una mujer con palabras de Remanente, alude a que los desaparecidos no volverán.

Durst se dirige al bar y chan chan, conoce a un escritor afamado por su libro «What’s next» (qué sigue), donde habla de su vida como padre sin dolor ni depresión de una desaparecida, a lo que Nora no cree su versión, ya que ella lo experimenta en carne propia con una tristeza profunda. Y tal como en Lost (pareciera que tuviera una obsesión en comparar las series), aparece un personaje «caido del cielo», el típico «en el lugar y momento adecuado», que conduce a Durst donde un misterioso hombre que ayudó a éste escritor. Y bueno, tal como con los pasajeros del vuelo 815 del Oceanic, los cabos comienzan a unirse a través de los encuentros aleatorios pero no tan casuales de los personajes. Nora conoce a Wayne, el afroamericano que tenía refugiado al hijo de Garvey en episodios anteriores, quien por «tan solo» mil dólares, muy esotéricamente ofrece quitarle el dolor a Durst y analiza su comportamiento de tan solo mirarla, intuye su infinita esperanza que la lleva a vivir no viviendo realmente.

Y la magia de Lindelof es así, Nora vuelve de su ajetreado viaje y es otra persona: ya no necesita todos los elementos externos que la mantenían estancada en nunca superar la desaparición de su familia. Es como si realizara un viaje sanador, donde dejó atrás su dolor y frustración. Me pareció interesante el capítulo, algo clarificante en relación a las veinte mil dudas que existían respecto al personaje y hasta ahí quedé conforme, por lo que a esa incipiente relación con Kevin Garvey no le veo mucho sentido ni utilidad aún, ya que sabemos que The leftovers carece de romanticismo en absoluto.