Masters of Sex S02E03: “Fight”, Sangre, sudor y poder
[alert type=red ]Este texto contiene spoilers del tercer episodio de la segunda temporada de Masters of Sex[/alert]
Tenemos tercera temporada de Masters of Sex, Showtime confirmó que la serie tendrá un nuevo ciclo en 2015. Ojalá haya más capítulos como éste, donde pudimos ver qué hacen Bill y Virginia a puerta cerrada. Sabíamos que la habitación del hotel es la nueva sede del estudio, pero hasta ahora no habíamos visto su interacción furtiva detrás de estas paredes. El encuentro es revelador. Bill le cuenta a Virginia detalles de su adolescencia, sobre la relación con su padre, y ahora que lo conocemos más podemos entender mejor su carácter obstinado.
Como algo rutinario, Bill atiende el parto de una paciente. Cuando le preguntan a la matrona el sexo del recién nacido, no sabe qué contestar. El bebé nació con los genitales de un hombre y una mujer al mismo tiempo. La Hiperplasia Adrenogenital (así se llama esta anormalidad) enfurece al padre de la criatura, el típico matón de curso que no escucha razones y exige que operen a su hijo y lo dejen como niña, aún cuando sus cromosomas dicen que es un niño, porque “mejor una marimacho que un afeminado”.
En la habitación del hotel, le arreglan la tele a Bill. Es 10 de diciembre de 1958. Esa noche, la pelea histórica de Archie Moore contra Yvon Durelle es la analogía de lo que pasa entre Bill y Virginia, una lucha de poder constante a través del sexo ─recordamos la memorable frase de Francis Underwood en House of Cards: “Everything is about sex, except sex. Sex is about power”. El doctor Masters está fastidiado por lidiar con ese padre ignorante y aquí viene la descarga de su ira. Llega la “señora Holden”. Entra al baño. El “señor Holden” la sigue, la agarra y, pantalones abajo, tiene sexo con ella contra la pared. Round 1 para Masters.
Elliot, un camarero adulador y bocón, les lleva la cena. La pelea sigue en la pantalla de la tele. Le pregunta al “señor Holden” si quieren desayuno en la mañana, pero la respuesta es no porque ambos son muy ocupados y se irán a medianoche. Bill sigue atento a la pelea. Le cuenta a Virginia que lo primero que hizo cuando llegó al internado donde estudió fue pedirle a su profesor que le enseñara a pelear. Luego nos enteramos por qué: El papá de Bill lo dejó en el internado cuando tenía 14 años, porque era tiempo de que se cuidara solo y no volviera a su casa. Era de esos hombres de la vieja escuela acostumbrados a educar a sus hijos con el lema de “La letra con sangre entra”. Y Bill, aguantaba los golpes. “No puedes controlar el castigo pero puedes dominar tu respuesta, y eso en sí te da cierto tipo de poder. Y puedes soportarlo, y no huir”. Virginia, viendo la pelea y a Bill, a punto de llorar, le dice: “No quiero que mi hijo sea boxeador. No. Cuando le duela, no quiero que actúe como si no. Esa no es una lección que necesita aprender. Y no creo que eso lo vaya a convertir en un hombre”.
Bill le enseña a Virginia algunos movimientos del boxeo. Inician un juego de rol. Mientras están jugando/peleando Virginia engancha su pulsera en el pelo de Bill. En un momento, Bill figura sentado y Virginia cortándole el pelo, tapando el mechón que tuvo que aserruchar para desengancharlo. En otro momento, Virginia figura frente a Bill, en bata. Bill se la quita. Virginia, desnuda (un placer visual, la figura de Lizzy Caplan), le pregunta si la va a tocar. “Ruégame”, le dice Bill. “No. Puedo hacerme sentir bien yo misma”. Virginia, empoderada, se masturba frente Bill, mirándolo. Round 2 para Johnson.
Virginia le dice a Bill que ella describirá lo que pasó esa noche. Ahí uno se da cuenta de que a pesar del sexo desenfrenado, las confesiones, y el juego, esto sigue siendo el estudio. Bill llama al hospital para verificar la situación del bebé que recibió por la mañana, una bofetada es lo que recibe: Lo están operando para que sea una niña. Corre al hospital a hablar con el papá, ese hombre que le recuerda a su propio padre y los golpes que debió aguantar. El bebé fue operado. En el hotel, Virginia está en el bar viendo la pelea. “¿Fan de las peleas?” le pregunta un hombre, “No realmente. Quiero ver cómo termina”, responde Virginia. Ya sabemos cómo termina la historia de Masters y Johnson, lo que importa es cómo Masters of Sex mostrará la evolución de su relación y, por supuesto, del estudio. Aunque, si siguen con episodios como “Fight”, ¿a quién le importa el estudio?