Review «Masters of Sex» S02E05: “Giants”, Claroscuro

La trama de este capítulo de Masters of Sex tuvo como protagonista la entrada del Dr. Masters al Buell Green, un hospital de gente de color donde Bill continuará realizando su estudio con Virginia ─ahora sí, contratada─, como parte del trato hecho por Masters con su director, el Dr. Hendricks. Bill no es el único que comienza a convivir con negros. Libby, como consecuencia de lo que hizo con Coral en el capítulo anterior, debe lidiar con Robert, su defensor. Lillian está dolida por lo que está haciendo Virginia con Masters. Pelean, se reconcilian. Y aparece un nuevo personaje, una antigua “amiga” de Betty.

El pasado de Betty
Tras la mentira de Betty a Gene, los ánimos en la casa Moretti no están de lo mejor. Justo aquí entra en escena Helen ─nada menos que Sarah Silverman, reciente ganadora en los Emmys por el guión de su especial para HBO, We Are Miracles─, que nos viene a recordar que Betty es lesbiana (yo lo había olvidado). Helen trabaja como pitonisa, llega a casa de Betty como su amiga, y termina en una cita con el amigo de Gene. Betty, celosa, intenta sabotear la cena y no le resulta. Luego de tirarse palos en la mesa una a la otra, la rubia termina llorando en el baño, hasta donde llega Helen y le da un beso de reencuentro.

Lo que viene a exigirle Helen a su ex novia es que no siga mintiéndose, que vuelvan a estar juntas y vivan su amor. Betty es realista, no tienen futuro juntas. “Años y años saliendo juntas como qué, ¿dos amigas solteras? ¿O viviendo juntas fingiendo que éramos hermanas? (…) Es patético, Helen”. El ingreso de Helen viene a potenciar el drama en la vida del personaje de Betty, que en lo que va de esta temporada ha tenido un rol más humorístico y, no lo olvidemos, Masters of Sex es un drama.

¿La tercera es la vencida?
Es el hospital número tres donde Bill Masters instala su estudio y todo indica que es donde lo tendrá más difícil. Partiendo porque es una institución de doctores negros que atienden a negros, el conflicto está a la vuelta de la esquina. Ya lo vimos en este capítulo, cuando Bill recibe a sus pacientes y una de ellas no quiere dejar mucho tiempo estacionado su auto nuevo en ese barrio por lo que cancela sus citas. Luego, el marido de una de las pacientes de Masters se pelea en la sala de espera con un hombre de color por mirar a su esposa. ¿Resultado? Dividen la sala de espera entre pacientes de Masters y de los otros doctores.

El Dr. Hendricks, director del Buell Green, parece muy abierto al estudio de Bill. Comienza la búsqueda de participantes de la investigación, Virginia pone avisos por todo el hospital pero alguien los quita y los arroja a la basura. Hendricks le dice a Masters: “Tú y yo no nos vemos igual pero somos lo mismo, somos hombres que no esperan”, lo alienta a que busque a todos sus pacientes y siga adelante. El interés de Hendricks es hacer del Buell Green un hospital integrado con tantos pacientes blancos como negros. Segundos después del discurso a Bill, lo vemos arrancando uno de los avisos a participar del estudio. Parece que alguien está siendo utilizado.

Libby, cada vez más…
A la señora Masters le tocó recibir su merecido tras lavarle el pelo a Coral contra su voluntad. Un hombre negro, rictus duro, le toca la puerta en la mañana, vive con Coral y quiere una explicación. Libby se pone (más) nerviosa, se lo cuenta a Coral, asumiendo que fue su novio quien fue a “amenazarla”. He aquí cuando la pequeña y nada inocente niñera se desquita con su patrona, dándole donde más le duele: “A veces peleamos. Pero luego, cuando es tarde, y estamos los dos solos, en nuestra cama, todo lo malo se olvida. Es suave con sus manos, y sus labios, la manera en que me toca, su respiración en mi oído… Bueno, estoy segura que entiende lo difícil que es dejarlo. Usted, una mujer de mundo. Pero pensaré en lo que me dijo. Y cuando termine la cama del Dr. Masters, ¿debo hacer la suya, también?”. In your face, Libby Masters.

Libby fue por lana y salió trasquilada. En la noche tiene sexo con Bill pero tal vez ella esté pensando en alguien más. Libby tiene antecedentes con negros en su historial si recordamos “Love and Marriage”, el capítulo 8 de la primera temporada donde le pide al jardinero, un hombre de color, que le enseñe a bailar tango.

Virginia, entre Bill y Lillian
Acalorada fue la discusión entre las inseparables Dra. DePaul y Johnson. Bill le contó a Virginia que Lillian sabía lo de ambos. “Nuestra participación en el estudio ha sido poco ortodoxa”, dice Virginia. “¿Está bien porque están tomando notas?”, responde Lillian. El enojo de Lillian viene del eterno dilema de la utilización de la mujer de su atractivo sexual para conseguir las cosas: “¿Por qué debería confiarte el trabajo de mi vida, Virginia, cuando, admitámoslo, ibas a dejarme para seguir a Bill? ¡Trata de no perpetuar la creencia de que las mujeres necesitan abrir las piernas para sacar ventaja!”. A pesar de las diferencias, Virginia sigue apoyando a Lillian, quien decidió dejar su trabajo. En una emotiva escena, las dos sentadas en el auto de Virginia, Lillian reconoce su miedo por lo que viene, y admite que no puede estar enojada con su amiga. Virginia, le toma la mano.

Pese a que Virginia, por fin, volvió a hacer el trabajo de oficina con Bill, éste le puso como condición que siguieran por su cuenta siendo sujetos del estudio. Esa noche en el hotel, Virginia hace que Bill se desnude, le ordena masturbarse mientras lo mira, reloj en mano. Le pregunta en qué está pensando, “en ti”, le dice Bill. Virginia termina cediendo y tienen sexo. Virginia Johnson está lejos de ser una mujer objeto, representa el modelo de avanzada para la época, pero Lillian tiene razón, lo que tiene con Bill es una aventura, aunque ninguno de los dos lo quiera admitir.