Oscuro Claro

Se pone buena The Fall, sobre todo porque pasan cosas, y no pocas, en el segundo capítulo de esta temporada. Partamos por lo primero, el sueño de Stella. Ella está en bata recorriendo descalza el departamento de policía cuando ve a su psicópata favorito, toma su arma y le dispara sin titubear. Al ir a sacarle el pasamontañas que lleva puesto, se da cuenta de que es James Olson, su aventura de una noche, quien le dice: “Ayúdame, no quiero morir”, ahí despierta agitada y escribe en una libreta lo que acaba de soñar. Para el psicoanálisis queda: ¿Stella siente culpa por la muerte del detective?

Y Paul, mientras tanto, haciendo sufrir a la víctima de turno, Rose Stagg. Por hablar más de la cuenta de su ex amiguito “Peter”, ahora tiene que aguantar que la saque de su casa en la madrugada, en su auto, su hija viéndolos por la ventana yéndose. En la mañana, el marido ve la nota que Paul le obligó a escribir a Rose, Stella la esperaba para una entrevista y no llega, el entrevistado termina siendo el marido por la supuesta desaparición de su mujer. Nancy, la pequeña hija del matrimonio, le cuenta a la policía pelirroja Danielle (Niamh McGrady) que en la noche tuvo de visita a Peter Piper, un amigo de su mamá. Apenas Stella lo sabe, su cara delata la confirmación de su sospecha del secuestro de Rose y una culpabilidad por haberla expuesto para que eso pasara.

Dejando guardada a su secuestrada en una bodega y escondido su auto en otra, Paul se prepara para lo más descarado que podría hacer. Va muy compuesto a hablar con Annie Brawley, la misma que estranguló y que ahora batalla por recordar a su agresor, a quien tiene al frente, sin saberlo, con su máscara de terapeuta filántropo ayudándola a superar su trauma. Paul Spector se corona como un real caradura, manipulando la cabeza de una de las mujeres de su lista, pero qué otra cosa puede ser eso más que el toque exhibicionista del plan de un sociópata mostrando su superioridad sin piedad, a vista y paciencia de su propia víctima y su familia. Hay algo que nos sabemos (todavía), ese video que pasa a su laptop, encantadoramente decorado con un fondo de pantalla de un hombre sodomizando a otro.

Pero como no todo puede ser perfecto en el plan del psicópata de The Fall, su piedra en el zapato llamada Katie se le aparece para recordarle que tenga cuidado. La niñera se llevó a la hija de Paul, Olivia, de paseo al parque con tal de sacarle información de su papito. Sally le avisa a Paul que se llevaron a la niña del colegio, y él “yo me encargo, estoy en Belfast”. Llega al parque, escondido en su puesto de voyeur ve conversando a Katie con Olivia hasta que sale para llevarse a su hija, pasarle la llave de su habitación de hotel a la niñera piedra en el zapato y decirle que lo espere allí. La alborotada Katie le hace caso a su amor platónico y llega hasta el hotel, donde un voyeur, tal vez el dueño, la observa por la mirilla de la puerta. Encuentra la “La Divina Comedia”, de Dante, sobre el velador. Para cuando llega Paul, ella está leyendo la parte del Infierno, como buena Katie Benedetto le lee a Paul en italiano, pero éste no anda de humor y le advierte, estrangulándola, que pare con su jueguito. “Te estaba jodiendo la cabeza”, le dice Paul a Katie cuando ésta lo llama mentiroso por hacerle creer que se sentía atraído, acto seguido, la ata de pies y manos a la cama, como una forma de decirle que si tanto le gusta jugar que se las arregle sola para salir de donde se fue a meter.

Volviendo a Stella, le cae un balde de agua fría cuando Jim (John Lynch), su jefe/ex amante, le da la investigación del caso Rose Stagg a Matt Eastwood (Stuart Graham) ─alerta de posible nueva aventura─. Jim le está diciendo a la detective “sosiégate”, porque está muy ansiosa por no avanzar en su cacería criminal. Cuando le dicen que identificaron ADN en las tijeras, Stella está un poco más cerca de su objetivo, al menos sabe de quién se trata: Paul Spector. No se demora nada en asociar el nombre a su cara, del momento en que declaró por la muerte de una más de sus víctimas, Sarah Kay, entonces se altera y se enoja con Glen (Emmett J Scanlan), detective a su cargo, que cómo se les fue a pasar, blá blá blá, y ese es el blaá blá que me gusta de The Fall, la argumentación psicológica que da Stella, por ejemplo cuando dice, refiriéndose a por qué Paul se presentó voluntariamente a declarar: “¿Para hacernos parecer estúpidos? ¿Para demostrar su superioridad y todo su desprecio por nosotros?” o también: “Ellos aparentan con frecuencia ser encantadores, inteligentes, carismáticos”.

Le avisan a Stella que su teléfono está recibiendo llamadas del número de Rose Stagg, espera la próxima con tal de grabar la conversación, es “Peter” queriendo hablarle, desde un mirador en la noche con Belfast a sus pies. Stella le pregunta qué hizo con Rose, qué va a hacer, él responde: “Stella, no sé qué va a pasar conmigo, contigo, con cualquier otra persona en este mundo. Todo lo que sé es: Nadie puede burlar a la muerte”. Después de hablar regresa al auto de Rose, donde se le escucha a ella gritando en el portaequipaje. ¿Sabrá Stella que Paul y Peter son la misma persona? La cacería, ahora sí, comienza de verdad.

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