Parks and recreation: No te mueras nunca

Porque el verano no es verano sin nuevos pasatiempos ni el 2015 es 2015 sin nuevas obsesiones. Spotify premium hace mi día constantemente, Tumblr y Parks and recreations. Me propuse quedar al día con la serie antes del comienzo de su temporada final, el que está fijado para el martes 13 de enero, y creo que lo lograré. Estuve muy rayada con How I met your mother, aunque voy ya en la última temporada, ya vi a la madre de los hijos de Ted y me quitó un poco las ansias de ver demasiados capítulos al hilo, cosa similar me pasó con Modern Family, aunque ahí culpo a los guionistas y a los finales de temporada que no tienen nada que enganche para seguir viendo la serie y comprueba día tras día, que la serie siempre que gana galardones, es por el amor que la gente le tiene desde sus primeras temporadas que eran geniales.

Lo hermoso de Parks and recreation es que trata de gente ingenua, inocente, enfrascada en un trabajo que no los llevará a mejorar su pueblo, Pawnee, todos están conscientes de ello, a excepción de Leslie Knope, una tipa muy trabajólica que sueña con que su Departamento de Parques y Recreación genere cambios importantes y bueno, eso no pasa casi nunca, en verdad nunca pasa, pero la clave es ver cómo se esfuerza. En un principio, uno supone que el personaje de Amy Poehler es el único ‘poco cool’ de la oficina, pero luego de transcurridos un par de episodios (porque en el piloto vemos cómo se cae en una fosa gigante, sigue cayendo, comienza a rodar su cuerpo por la tierra, sigue cayendo, hasta que se sacude la tierra, se pone de pie y agradece haber llevado puesto un casco, el que no sirvió de nada) notamos que todos son perdedores pero adorables. Ron, el jefe de la oficina, es un cascarrabias que siempre quiere estar solo, pero que en el fondo se preocupa por todos, April, que es una especie de alumna en práctica que nunca sonríe ni tiene expresión facial (y lejos ha protagonizado mis escenas más favoritas), Andy, que es el real perdedor, sin trabajo, sin casa, pateado, y que tiene una banda cuyo nombre cambia cada dos episodios, Jerry, que es el eterno buleado, humillado y denigrado sin dar siquiera motivos (en ocasiones) para estar en el columpio, Tom, un ‘mujeriego’ fracasado, que busca incansablemente que alguien lo considere y eso nunca sucede, Adam, el alterego de Leslie, Chris, un fanático de la vida sana y Ann, una enfermera que ni siquiera trabaja en el Departamento de Parques y Recreación, pero siempre está ahí.

Los puntos altos de la serie son los diálogos, las situaciones absurdas que se resuelven de las maneras más ridículas, el límite entre digno e indigno de cada personaje, los lazos que se forman entre cada uno de ellos que aparentemente no tienen más conocidos ni amigos que sus compañeros de trabajo y por supuesto, cada imbecilidad que graciosamente hace Leslie Knope sin querer, como encadenarse a una reja para que no pudieran abrirla, siendo que en realidad era un portón eléctrico, luchar por sacar adelante una serie de eventos en Pawnee como ferias con un caballo llamado Lil Sebastian, un cantante absurdo llamado Freddy Spaghetti o cuando quiere quedarse con una pintura donde aparece retratada en forma de centauro semidesnuda.

Un punto bajo (o dos, aunque uno no tiene directa relación con la serie), es que Netflix la sacó de su catálogo de series y que ésta será la última temporada, que por más que de mucha risa, puede que nos saque lágrimas por ese enorme corazón yeta, quemado, inocente, ingenuo, trabajólico, perno y nerd de Leslie Knope.