Juana Brava: El feroz idealismo

No creo que sea coincidencia que TVN «encienda» (término acuñado por ellos) su pantalla con producciones protagonizadas por mujeres fuertes, La Chúcara, por ejemplo, fue capaz de mantener al canal aún en el consciente colectivo. Ahora es la era de Juana Brava, la serie nocturna que se estrenó hace una semana atrás, que narra cómo una mujer común y corriente (aunque ni tan común ni tan corriente) llega a ser alcaldesa de un pequeño pueblo (San Fermín). Todo comienza cuando el personaje encarnado por Elisa Zulueta regresa a dicha comuna, la que difiere bastante de los lejanos recuerdos de infancia que ella tenía, puesto que el sistema corrupto-entre tantos otros males-se había apoderado del lugar. Juana Brava es chora, pone en jaque al actual alcalde-su padre-quien acostumbraba a ejercer con malas prácticas, es deslenguada, fuerte, idealista, feroz, furiosa, admirable, implacable, inmensamente soñadora, justiciera, honesta, «utópica» en ocasiones, contestataria, ingenua a ratos, no se vende ni es capaz de aceptar un «no» por respuesta.
La serie transcurre en un ritmo constante, con un elenco mejor imposible y una trama exquisita. Probablemente no es la primera producción que se trata de una mujer empoderada (podría citar todas las series de Shonda Rhimes como Scandal o Grey’s Anatomy o quizás más antiguas como Commander in chief o la mismísima Scully de The X Files), ni tampoco es pionera en mostrar la lucha de una «fierecilla» contra un sistema monstruoso. Actualmente se han transmitido dos episodios con buena aceptación del público y aún faltan 10 para el fin de temporada, así que habrá Juana Brava por al menos -y por suerte, porque ‘pucha’ que estaba fome la tele los domingos- un ratito.