El desarrollo de la octava temporada de Castle, la serie de la cadena estadounidense ABC, no ha sido del todo tranquilo. Después de que se anunciara que para esta temporada se haría un cambio en los showrunners del programa, la trama de la misma experimentó un cambio, todo para darle un «nuevo aire» a la serie y fortalecer la relación de los protagonistas, considerando que la serie lleva en pantalla 7 temporadas (para mi deleite). Pese a las expectativas y las buenas intenciones, los resultados no han sido los esperados: la serie ha experimentado un importante bajón en su audiencia a medida que transcurren los capítulos de la presente temporada. Lo anterior como una manera de «sancionar» a la cadena frente al giro que ha experimentado la serie, sobre todo por el break que han experimentado los protagonistas de la serie: Rick Castle, interpretado por el «adorable» Nathan Fillion (Firefly), como diría Sheldon Cooper, y Kate Beckett, caracterizada por Stana Katic (Quantum of Solace). Ambos han estado trabajando por cuerdas separadas durante la temporada.
Ante este escenario, la entrega de esta semana prometía muchas cosas. El capítulo comienza con el asesinato de Scott McCoy, un actor desempleado apuñalado brutalmente en su departamento, hecho que lleva a la policía de Nueva York a investigar quién es el asesino de la víctima. En este contexto podemos ver que los co-protagonistas de la serie, Javier Esposito (Jon Huertas) y Kevin Ryan, no están pasando por un buen momento en su relación laboral, lo que se debería a los celos de este último frente a los buenos resultados de Espo en las pruebas para ser sargento. Para calmar las aguas, se les recomendó a ambos que fueran a terapia y frente a la imposibilidad de «limar asperezas», la psicóloga les recomienda contar con un mediador que los ayude a solucionar su conflicto, misión que le fue encomendada a Castle. De este modo, Rick logra volver a los trabajos en el precinct gracias a su nueva «coartada», pero esto no sería gratis. ¿La razón? Castle y Beckett estarán de aniversario pronto, por lo cual Rick necesita de toda la ayuda posible para montar la sorpresa que le tiene a su mujer, considerando la delicada situación por la que pasan durante esta temporada.
En el transcurso del episodio, nos damos cuenta que McCoy, la víctima, salía a pelear con personas para así poder ligar fácilmente, pero no era por las puras, sino porque era contratado por personas que querían poner fin a su matrimonio sin tener que pagar un peso por las famosas «clausulas de infidelidad» que los norteamericanos pactan en sus prenups. La labor consistiría en averiguar para quién trabajaba McCoy.
En el intertanto, Castle echa a andar la denominada Operación boo yah, con la que busca asombrar a Beckett, sin mucho éxito dado el mal timing de la sorpresa, aunque ésta le saco una sonrisa. Ambos quedan de ir a cenar juntos para celebrar su aniversario, dando pausa a su denominado break (al más puro estilo de Ross Geller).
Volviendo al caso, una serie de pistas lleva a reducir la lista de sospechosas a 3 mujeres que eventualmente estarían atravesando un mal momento marital. Para desenmascarar a la potencial asesina, Kate recluta a Haley Shipton (Toks Olagundoye, The Neighbors) para poder asechar a la presa en un día de Spa. No contaban con que estas mujeres identificarían a Kate como policía y por ende no entregarían prenda así no mas. Tras detener a una de las mujeres y obtener su declaración, encontramos que Scott «había aprendido algo horrible con su último trabajo, algo terrible y que había jodido a una buena persona», por lo cual quería enmendar sus errores. La clave para resolver el asesinato está en averiguar cuál fue la última seducción de Scott, pista que nos lleva a Lindsey Trent, una famosa abogada de divorcios de Nueva York, reconocida por ser la «abogada de divorcio de los ricos y sinvergüenzas». ¿El problema? Conseguir que la abogada entregue la información para poder así llegar a descubrir quién era el culpable. Para tan loable tarea, Ryan y Espo le piden a Castle que solicite una entrevista con la abogada para así poder obtener los datos necesarios para la investigación. Después de una divertida escena, Castle logra obtener el trofeo con la ayuda de su hija, Alexis, lo que nos lleva a otro sospechoso: George Keller, uno de los empresarios de juguetes más poderosos de la ciudad de la manzana.
Al pasar de los minutos, la coartada de Keller resulta ser sólida, lo que deja en punto muerto la investigación. Sin embargo, hay antecedentes poderosos que podrían dirigir los dardos a Keller nuevamente, todo debido a que éste estaría preparando una trampa a su madre, quien siempre ha querido tener una familia con valores y así despojarla del mando de la compañía. Keller logra su cometido y contrata a Scott para que se acueste con su madre, ya viuda. Es ahí donde Scott pretende enmendar sus errores y dar a conocer el plan que tenía Keller, pero McCoy es silenciado antes de poder hablar, lo que nos lleva a la conclusión de que Keller no estaba solo en esto. Resultó que Lindsey Trent también estaba involucrada en el negocio, y si llegaba a salir a la luz le costaría caro, motivo suficiente para poner fin a la vida de McCoy.
La escena en la que Esposito confronta a Trent es de lo más tenso que se ha visto la temporada, considerando la ya segura participación de la abogada en el crimen, lo que hace que se ponga a la defensiva y dispare al detective. Ante esa situación de vida o muerte, Ryan sale a «poner el pecho a la bala» literalmente, y logra salvar a su amigo.
De este capítulo se rescatan varias cosas: el hecho de que la serie haya regresado a lo que los televidentes aman de este programa, esto es la química y el humor entre los protagonistas que le valió a la serie tener un repunte importante considerando las bajas experimentadas en las ultimas semanas, devolviéndonos esos momentos caskett que los fanáticos echábamos de menos hace bastante tiempo. Además, pudimos ver un episodio que vuelve al toque de humor clásico, sin dejar de lado la seriedad que implica una serie procedimental. También nos dio una luz de esperanza sobre el futuro de la relación de Rick y Kate, considerando que la próxima semana se emitirá el último capítulo antes del Fall Finale que tendrá a la serie sin nuevas entregas hasta enero (en principio); el hecho de que Ryan y Espo hayan hecho las paces, entre tantas otras cosas, y además, de las sospechas que Rick está teniendo sobre el motivo por el cual su mujer ha decidido poner «en el congelador» su relación, hacen que el capítulo de la próxima semana sea prometedor. Esperemos que los escritores no nos decepcionen.