Hace un tiempo se estrenó por Netflix una de sus últimas series originales: Master of None. Esta serie es protagonizada por Aziz Ansari, comediante estadounidense conocido principalmente por sus rutinas de stand-up y su participación en la cancelada Parks & Recreation. Ansari, en esta producción, las hace todas: es el creador, guionista, productor ejecutivo, actor principal y hasta director de algunos capítulos.
Aceptémoslo, antes tener huevos era llamar a la casa de la chica que te gustaba, que te contestara su papá y preguntar por ella. Si hacías eso, tenías la mitad de la pega hecha. Hoy los tiempos son difíciles, las redes sociales que todos comentamos nos hacen estar más conectados, pero con menos profundidad que antes. Hoy te consigues el número de la chica, la agregas a Whatsapp y ya ni si quiera le mandas un mensaje, hoy le mandas un emoji. Le pones un par de cervezas o alguno de comida con un signo de interrogación y ya está.
Aunque ustedes no lo crean, hoy es mucho más difícil ser soltero. Las relaciones hoy son pasajeras, así de fácil llegan, así de fácil se van. Un swipe a la derecha en Tinder y haces un match, sales unos días después y si no te gustó, ya está. No tienes que volver a verla en la vida. Y más aún si existe Netflix. Es un panorama seguro quedarse un fin de semana en la casa viendo películas o series como esta.
Master of None es una radiografía del adulto-joven urbano. Quizás por eso me gustó mucho. El New York Times la consideró como la mejor serie del año, una calificación que en un principio pensé que le había quedado grande, pero ahora que la terminé de ver, siento que le queda perfecta. Me siento identificado con esta serie, con esta interpretación al pie de la letra de lo que vivimos muchos. Es comedia de reflexión, de análisis, de interpretación. Es darle una vuelta a la comedia tradicional y asumir el humor negro como parte de la cotidianidad. Porque no todo en la vida es reírse de los que se pegan con las puertas, se caen o de los chistes racistas. Es una reflexión en cada chiste. No siempre somos lo que queremos ser, no siempre somos lo que podemos ser.
Esta serie nos inspira, nos recuerda disfrutar de lo que hemos perdido con el tiempo. De las caminatas conversadas, el café con los amigos, la visita a la abuela, lo fundamental de la vida. Nos deja con el bichito de los prejuicios, de cuestionarnos por qué estamos haciendo lo que hacemos, en qué la estamos cagando. Vivimos en una época donde todo corre tan rápido que nos olvidamos de cocinar a fuego lento. Queremos respuestas ahora como si fueran una cajita feliz, pero esperamos la satisfacción como si fuera un cordero magallánico. Hay algo que no está cuadrando y esta serie te lo muestra. Queremos tener sexo y encontrar a la pareja perfecta de inmediato, porque no tenemos el tiempo de seguir esperando. Todos quieren casarse, tener hijos y tener una pega buena. En los grupos de amigos casi se hacen competencia de quién se casa primero, y si se casa uno, rápidamente empieza la pelea de quién viene después. Es una presión autoimpuesta.
Es difícil ser soltero en estos tiempos. Es difícil tomarse el café lentamente y no quemarse en el intento.
Personalmente lo intenté con Tinder, lo intenté infructuosamente. Pero lo intenté. Le di tiempo, conocí gente. No llegué a nada. Y aquí estoy con una suscripción de por vida en Netflix, viendo series como Master of None, que me recuerdan por qué no debo volver a las aplicaciones para citas. Y por qué cada vez que abro Tinder, quiero más a Netflix. Traigan las cabritas porque de aquí yo no me muevo. Es difícil ser soltero en estos tiempos. Es difícil.
https://youtu.be/CQuUw3DIrmY