Gilmore Girls: larga vida a los ‘revivals’

Si tuviera que escribir cómo fue que llegué a ver series y a enviciarme, debería comenzar por decir que un par de comerciales de Warner y Sony me atraparon cada vez que volvía del colegio a tirarme a la cama para descansar, que la revista del cable era mi biblia y el VHS mi mejor aliado. Probablemente Gilmore Girls fue la primera serie a la cual entregué mi tiempo, cuerpo y alma por mucho tiempo. En esa época (no fue hace tanto tampoco, hablo del 2003-2005 aproximadamente) los VHS ya empezaban a ser tecnología muerta, pero yo les sacaba todo el provecho del mundo grabando las repeticiones de Gilmore que daban en la madrugada, para ponerme al día, porque en aquel entonces era común que en horario prime transmitieran los episodios de la temporada actual al aire en EE.UU. y de madrugada (o muy temprano) repetían capítulos anteriores.

Cuando me enteré que Netflix haría un revival me emocionó la idea, pero pasó tanto tiempo entre la noticia y el lanzamiento oficial, que dejé en segundo plano en mi cerebro hibernando la información. El día llegó y fue una maratón súper emocional. El que ha visto todas las temporadas de Gilmore Girls sabe que todo es hermoso; que Stars Hollow es un pequeño pueblo de habitantes excéntricos, pero queribles, que los guiones son veloces, chistosos, actuales, con muchas referencias a la cultura pop que cruza por todas las décadas (el perro de las Gilmore se llama Paul Anka y el mismísimo Paul Anka ha aparecido en sueños de Lorelai) y, por sobre todo, relaciones inquebrantables.

Probablemente no revele nada que no haya aparecido en la prensa, ni que el trailer ha revelado, por lo que no hay spoilers en la costa. Era sabido que Edward Hermann (Richard Gilmore en la serie) falleció el 2014, noticia que fue devastadora. Y bueno, cuando Amy Sherman-Palladino (productora) anuncia que tiene la idea de una reunión para traer nuevamente a las pantallas la serie, siempre tuvo la idea de abordar la muerte del actor sin cambiar el cast original y hacer que su deceso también fuera parte de la ficción. Y es así como toma forma el revival: con la muerte del patriarca Gilmore y las consecuencias que su partida deja, los replanteamientos existenciales de Emily viviendo en una casa gigante para ella sola, Lorelai preguntándose si el rumbo que tomó su vida es el adecuado y Rory con sus fantasmas de carne y hueso (saquen la lista de «exes») junto con su incierto futuro laboral.

Puedo resumir en un par de palabras que la producción «A year in the life» de Netflix de cuatro megaepisodios fue maravillosa, nostálgica, mágica e increíble. Tengo sólo una objeción respecto al episodio de «Summer», que tiene una escena que a mi parecer es relleno y dura alrededor de 20 minutos, pero existe una reivindicación en los últimos acontecimientos del capítulo. Si viste el revival, puedes volver a verlo, y si aún no lo haces, hazlo. Desfilan todos los personajes de la serie, algunos con las mismas vidas y otros evolucionados, pero siempre con el espíritu que los caracteriza.

Una última acotación: ojo con Paris Geller (que se «roba la película»), con las últimas cuatro palabras de «Fall» (que el elenco ha archi-mega-hiper promocionado por redes sociales) y nos quedamos con la esperanza que nos deja este revival de una continuación.