The Handmaid’s Tale: cuentos futuros de un presente aterrador

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Una distopía es una representación ficticia de un futuro negativo y oscuro. Esa es la palabra que describe a grandes series como Black Mirror, Westworld, The Leftovers o The 100, por nombrar algunas. También esa palabra calza a la perfección para la nueva serie que ha sido un hitazo desde que se estrenó por la plataforma digital Hulu. The Handmaid’s Tale está basada en el libro homónimo escrito por Margaret Atwood y que ha sido convertida en serie de televisión.

Debo admitir que comencé a ver la serie sin saber absolutamente nada del libro escrito por Atwood. Me dejé llevar por los tráileres y sinopsis que han sido publicados a lo largo de los días y debo decir que me picó el bichito de la curiosidad. Así que los tres primeros episodios publicados por Hulu eran una buena oportunidad para confirmar o desechar ese entusiasmo… y la serie ha logrado engancharme con creces.

La historia se centra en Offred/June (interpretada por una monumental, y muy probablemente nominada al Emmy, Elisabeth Moss) en un Estados unidos que ha perdido su Constitución y a la sociedad como tal, para ser tomado a la fuerza por fundamentalistas cristianos y conservadores. Extrañas fuerzas militarizadas toman el control y las mujeres fértiles son tomadas contra su voluntad como vientres de alquiler, para incrementar la población de los más poderosos en esta dictadura teocrática.

Como podrán leer, la serie muestra a las mujeres como un objeto con fines reproductivos, dejando de lado sus derechos y libertades individuales, todo esto producto de las creencias más católicas que rebajan al género femenino con el fin de generar hijos sin importar, por ejemplo, su tendencia sexual (que en la serie es castigada).

El mundo que nos muestra The Handmaid’s Tale es terrorífico, decadente y extremadamente militarizado. Podríamos decir que lo que se ve en pantalla no es un futuro, es algo que podría ocurrir mañana y, de hecho, está ocurriendo ahora, con partes de la sociedad que creen que la voluntad de un dios es más importante que el cuerpo de una mujer. Es ese fanatismo religioso casi enfermizo el que hace a de The Handmaid’s Tale una serie que raya en lo indignante.

La serie también aborda la poca solidaridad entre mujeres, algo que debería ser un bastión de batalla, pero que se ve diluido en otra batalla: la de los estratos sociales. Las mujeres de «mayor rango» dentro de la serie tratan de manera despectiva a las «criadas» que, nuevamente, son parte de la familia con fines meramente reproductivos.

Otro punto interesante para la serie es su impecable realización. Hulu ha estado produciendo series últimamente, pero la mayoría ha pasado sin pena ni gloria debido, principalmente, a su pobre nivel de calidad. Algo que no pasa en esta nueva serie, donde la ambientación (siempre en tonos oscuros) nos da una sensación de ahogo, de sufrir las mismas miserias que pasa su protagonista. Sin duda es un salto cualitativo para Hulu.

También podría comentar sobre la estricta vigilancia para mantener el orden dentro de esta especie de nuevo mundo. O sobre la persecución a la homosexualidad que muestra la serie, que no se aleja de los temas actuales; es cosa de mirar hacia otros países para ver que es una práctica penada hasta por ley. En fin, The Handmaid’s Tale ya está dentro de las mejores series del año y nos lleva a un viaje por un supuesto futuro que, en realidad, es nuestro presente, y ese presente da miedo.

La serie se emite por Hulu en Estados Unidos y, lamentablemente, aún no tiene un distribuidor en América latina (pero no es difícil de conseguir en Internet ?).