Para los fanáticos de Two and a Half Men la discusión no tiene matices. Es blanco o negro, es izquierda o derecha, es Charlie Sheen o Ashton Kutcher. Tras el conocido alejamiento de la serie del primero de sus protagonistas, inmediatamente hubo quienes tomaron bando por el incorregible Sheen, cuyo personaje en el show no sólo parecía ser una proyección de su vida personal, ya que lo consideraban como una parte insustituible del elenco. Otros, en cambio, recibieron con beneplácito el arribo del carilindo Kutcher, no sólo para renovar y llenar de frescura la serie, sino porque en la escena este nuevo protagonista se ganó un espacio con su encanto. Para dirimir la discusión, Warner Channel presenta el Maratón Charlie vs Ashton con los mejores episodios de Two and a Half Men durante las etapas de Charlie Sheen y Ashton Kutcher, el domingo 27 de mayo, desde las 13.00 horas.
Charlie Harper es un vividor y un sin vergüenza. Nació para gozar de las fiestas y de las mujeres, sobre todo en función de estas últimas, que caen una tras otra ante sus encantos. Tiene dinero gracias a su cuestionable talento para crear música para tandas comerciales, pero sin profundizar en esas competencias, le alcanza lo suficiente para tener una casa a la orilla de una playa en Malibú, tener lujosos autos y gastar más allá de lo que necesita y puede ahorrar. Despierta cada mañana al lado de una bella compañera, pero difícilmente se le verá entrar en el altar, a menos que lo atrapen borracho… y para eso no son pocas las posibilidades.
Walden Schmidt también es millonario, pero en su caso no hay dudas de que gracias a su talento ganó mucho dinero en un desarrollo para Internet. Es joven guapo y mimado. También casi inocente. Todas esas condiciones lo hacen irresistible para las mujeres, quienes se rinden a sus brazos, como si el dueño de esa casa fuera un imán que atrae a las más bellas señoritas dispuestas a dar caza a tamaño pedazo de soltero… aunque en rigor está divorciado.
El elemento común de Charlie y Walden es Alan Harper, el desafortunado, perdedor y miserable habitante de esa casa en Malibú, que se las ha arreglado para vivir a expensas de su hermano, primero, y de su amigo, después. Dos relaciones que no se han dado naturalmente, sino que han sido fruto del interés y del dedicado cálculo de posibilidades que Alan ha previsto para sacar provecho del dinero ajeno y que le permitan sobrevivir en una posición mezquina, tacaña y avara. Un nivel de dependencia que no le impide humillarse, arrastrarse y hacer uso de su condición de sabandija sin ningún tipo de escrúpulos.
Sin duda que Alan tiene mucho que decir para elegir entre Alan y Walden. Uno lo humillaba y el otro lo acogía. Uno era su sangre y el otro casi un desconocido. Junto a él también podrían tener voz y voto Berta, la fiel ama de casa, Jake, el sobrino necio, Rose, la enamorada obsesiva, y Raquel, la madre dispuesta a aprovecharse de sus hijos o de enamorar al que lo reemplazó.