[REVIEW] La pésima «Insatiable»
Antes de llegar al catálogo de Netflix, Insatiable ya estaba causando gran polémica en los medios. Después de todo, su trailer muestra a la actriz Debby Ryan usando relleno, en ciertos momentos, para contar la historia de Patty (una ex gordita en busca de venganza) y generó diversos comentarios sobre cómo tal producción estaría incentivando la gordofobia. Sin embargo, nunca es bueno juzgar cualquier cosa sólo por piezas promocionales. Es necesario ver la obra completa. Sólo después de eso, es posible decir que, en este caso, tal incomodidad es sólo la punta del iceberg.
En resumen, la sátira muestra cómo Patty se volvió flaca luego de ser obligada a seguir una dieta líquida por tres meses. En el momento en que se busca dar el cambio en todos los que hicieron bullying, la protagonista también llama la atención de Bob (Dallas Roberts), un abogado, con carrera en declive, que está obsesionado por entrenar a jóvenes en concursos de belleza. En su piloto, ya queda claro cómo la creadora, Lauren Gussis, desea abordar el máximo de temas polémicos posibles en la comedia. Lo que no tendría problema, pues el humor puede (y debe) ser usado para criticar y debatir «tabúes». Pero, para tener éxito, las bromas necesitan funcionar.
Entre los (muchos) temas pesados abordados por la serie, desde el principio, incomoda ver a una demandante implicando una falsa acusación de acoso sexual, algo que no podría haber sido lanzada en peor momento. Pero el show va más allá, desbravando diversas frases homofóbicas, además de hablar sobre violación y cuestiones religiosas de forma superficial, sin nunca abordarlas de manera profunda. Ni transforma tales momentos en críticas sobre la sociedad en las que se presentan. Los temas sólo se presentan allí, en situaciones absurdas, para intentar arrancar una risa fácil y sin esfuerzo.
En entrevistas, Gussis habló cómo se inspiró en sus propias experiencias personal con cambios de peso para escribir Insatiable y, obviamente, nadie puede opinar sobre su viaje personal. Pero si la intención de la serie es criticar la forma enferma como los cuerpos de las mujeres son controlados por una sociedad sexista, tal mensaje nunca pasa. Lo que aparece en la pantalla es una chica problemática colocándose en situaciones locas, mientras que no hay ningún intento significativo de tratar de abordar, ni siquiera entender, sus dramas emocionales y psicológicos. Una vez más, las recurrencia de personas sobrepeso son renegadas y transformadas en chistes de mal gusto.
Si, el show habla como el «bullying no es bueno», pero se pisa la cola al hacer bromas sobre la compulsión de Patty por la comida, incluso cuando queda claro que el personaje debería buscar ayuda profesional. En la defensa de Gussis, ella intenta pasar el mensaje de que la joven no va a alcanzar una felicidad automática al convertirse en flaca, pero la culpa de eso siempre recayó sobre el hecho de que ella hubiera sido gorda. Y durante 12 largos y eternos episodios, nunca surge aquel momento de redención e inspirador, donde es importante percibir que el exterior no debería importar a final de cuentas. En cierto punto de la narrativa, el show todavía intenta usar una figura transgénero para hablar sobre el drama de no sentirse cómodo con el propio cuerpo, pero es algo literalmente insignificante en la trama.
Paralelamente, Insatiable intenta desarrollar algunos arcos dramáticos con gran potencial. Entre los personajes estereotipados, Sarah Colonna hace un hermoso trabajo al mostrar la evolución de la madre problemática de Patty, mientras que la mejor amiga de la protagonista, Nonnie (Kimmy Shields), se embarca en una hermosa jornada de autodescubrimiento. En la recta final, la comedia acaba sorprendiendo con una trama muy interesante sobre la dificultad de declarar su homosexualidad en la edad adulta. Sólo que todos esos breves intentos de discursos serios se pierden en un show de superficialidad y chistes baratos. Sería mucho más interesante haber invertido en esas historias humanas, que simplemente jugar a polémicas y clichés para todo lado, a fin de llamar la atención.
Es curioso percibir cómo, constantemente, Insatiable hace varias referencias a los años 80, pues tal vez su historia sería más adecuada para el público de aquella época. No es posible aceptar esos tipos de estereotipos en pleno siglo XXI, aunque tengan la mejor de las intenciones. Al final, se trata de una larga narrativa absurda, que no hace reír, y acaba ofendiendo a quien intenta ayudar. Entonces, ¿cuál es el sentido de todo esto?.
Insatiable está disponible en Netflix.