Estamos frente a uno de los resurgimientos más importantes de la ciencia ficción tanto en cine como en televisión, y una de las historias más exploradas por este particular género es la destrucción del mundo, ya sea por la mano del hombre o por alguna invasión de seres de otro planeta. Los años 90, en particular, estuvieron llenos de historias del tipo en que la humanidad triunfa en medio de todas las dificultades. Pero por supuesto eso no pasaría en una de George R.R. Martin. Inspirado en una historia del autor de Game of Thrones, Nightflyers es una visión negativa, pero intensamente realista, de esta situación.
La historia de fondo no tiene muchos secretos y, realmente, está pésimamente explicada. Sólo se sabe que la Tierra está en problemas y una tripulación se embarca en la nave Nightflyer para buscar una posible solución en asociación con una raza alienígena. Esta motivación optimista (una de las únicas de la serie) la lleva Karl D’Branin (Eoin Macken), que realmente cree que una nueva raza ayudará a la humanidad a resolver sus problemas.
La nave que alberga el equipo es grandiosa, con varios espacios diferentes e incluso un lugar para cultivar plantas en el espacio. Hay un poco de Star Trek en todo esto, pero mientras la serie clásica muestra a la humanidad en paz explorando el inmenso universo, aquí hombres y mujeres llevan todas sus falencias al espacio, lo que prueba algo peligroso a medida que la historia se desarrolla. Cuando la misión comienza, fenómenos extraños se apoderan de la nave y la primera reacción de todos es culpar a Thale (Sam Strike), un poderoso telépata que fue llevado a ayudar en el contacto con los extraterrestres. La palabra «aberración» se repite una y otra vez, dando fe de que, a pesar de estar rodeada de tecnología y desarrollo, la humanidad sigue siendo ignorante a la hora de tratar con aquellos que son «diferentes».
Pero no es sólo la ignorancia lo que debilita a la tripulación. Utilizando flashbacks para desarrollar a cada uno de los personajes, la serie explora los diferentes tipos de emociones humanas, como el amor, el deseo de poder, la culpa, la venganza, etc. No se trata de un concepto nuevo, ya que varias películas y series han mostrado cómo las emociones son las que debilitan a la gente, sólo para que los hombres se unan y demuestren lo contrario. La resolución aquí no es por lejos tan romántica, pero destaca algo interesante: lo que debilita a los personajes de Nightflyers no es la presencia de sentimientos, sino la incapacidad de lidiar con ellos. Un ejemplo de ello es Rowan (Angus Sampson), que se enfrenta a un gran trauma y, al no aceptar la tristeza, comete una serie de errores inimaginables.
En medio de todos estos conceptos sobre la mente humana, la trama de Nightflyers se basa en un gran secreto y un villano, por decir lo menos, fuera de lo común. Cuando los extraños fenómenos se apoderan de la nave, el Capitán Roy Eris (David Ajala) revela que conocía la razón de todo ellos, pero que no la reveló a la tripulación porque era algo personal. A pesar de esta pequeña justificación, es extraño que el mayor conflicto de la serie se base en este secreto. Nada está muy explicado y los propios personajes olvidan y «perdonan» al capitán rápidamente, centrándose en derrotar al villano. En el contexto en el que todo se presenta, al menos alguna revuelta o cuestionamiento hacia su capitán encajaría, pero no hay nada. Mintió, puso a todos en peligro y, a pesar de todo eso, se quedó.
La dirección de arte de Nightflyers es muy elaborada. A pesar de la posible comparación ya mencionada con Star Trek, el aspecto más oscuro y sombrío de la nave demuestra desde el principio que se trata de obras totalmente diferentes. De vez en cuando aparecen las famosas reflexiones popularizadas en las películas de J.J. Abrams, pero se acumulan tan rápidamente que casi parecen una broma de los creadores de la serie con la percepción del público. Los efectos visuales son dudosos. En algunos momentos son increíblemente buenos, en otros destacan demasiado y muestran su existencia. Sin embargo, el balance final es positivo en esta categoría, ya que los errores son menores que los éxitos.
El arco narrativo de Nightflyers se cierra en el noveno episodio, con una trama ya señalizada previamente, dejando el décimo capítulo como un territorio totalmente nuevo. Esta decisión es justificada para mantener el interés del público, ya que en este punto de la historia los personajes han llegado a sus límites y puede pasar cualquier cosa. La serie termina con un mensaje agridulce, mezclado con luto, caos y esperanza, pero deja claro que no importa en qué planeta vivas o en qué lugar del espacio te encuentres, la humanidad siempre se llevará la destrucción contigo dondequiera que vayas.
Nightflyers está disponible en Netflix.