[REVIEW] ‘It’s a Sin’: Sincera y cruda mirada al nacimiento del SIDA

Pionero en la representación de las personas LGBTQ+ con la rompedora Queer as Folk, emitida en 1999 en Inglaterra por Channel 4, el showrunner Russell T. Davies no ha dejado, a lo largo de su carrera, de suplir la ausencia de narrativas queer, sumergiéndonos en particular en las existencias de los hombres homosexuales, desde Bob y Rose (2001) hasta Cucumber/Banana/Tofu (2015), pasando por su último golpe, la distopía Years and Years (2019). Nunca había abordado los años del SIDA. Aquella terrible pandemia que azotó en los años 80, primero a los homosexuales y luego a los heterosexuales.

Cuarenta años después de la epidemia, el showrunner se sintió finalmente preparado para reabrir ese periodo de su vida (tenía 18 años) y convertirlo en una serie. Será It’s a Sin, que cuenta la historia de un grupo de jóvenes homosexuales que se mudan juntos en el burbujeante Londres de los años 80 en cinco episodios de gran intensidad. Planean vivir la vida al máximo, salir de fiesta, descubrir el sexo y el amor… Todo esto lo harán, a pesar de la llegada del VIH, que los diezma uno tras otro en los primeros años de la epidemia, extremadamente mal gestionada por un gobierno inglés (no será el único), a imagen y semejanza de la sociedad de la época, homófoba.

La serie sigue en particular la existencia de Richie (Olly Alexander), un aspirante a actor que abandona una sofocante burbuja familiar y una vida estrecha en provincias para subir a Londres a hacer carrera. Se hace amigo (y más) de varios de sus compañeros: Roscoe (Omari Douglas), un joven negro extravagantemente gay que acaba de salir de un hogar conservador; el tímido y cándido Colin (Callum Scott Howells), que no es tan abierto sobre su homosexualidad; y Ash (Nathaniel Curtis), un joven de ascendencia india, con el que formará un fuerte vínculo. También está Jill (Lydia West, descubierta en Years and Years), la mejor amiga de Olly, que se volcará en la lucha contra el VIH. Esta deslumbrante joven guardia cede la línea a actores más consolidados e igualmente acertados, desde Neil Patrick Harris a Stephen Fry. Potenciado por una dirección giratoria, que resalta la energía de esta tribu de amigos y amantes, y una banda sonora ochentera muy bailable, estas vidas se vuelven extraordinarias.

Como explicó el guionista, el hecho de elegir a actores homosexuales para interpretar a personajes homosexuales lo cambia todo. Capta una autenticidad particular que solo las personas queer pueden aportar. La escritura precisa, honesta y sin concesiones del guionista hace que esta ficción sea única. Había que ser Russell T. Davies para escribir escenas en las que Richie no quiere oír hablar del sida y grita conspiración con garbo; en las que, más adelante en la serie -que transcurre entre 1981 y 1991-, confiesa que siguió manteniendo relaciones sexuales sin protección con otros hombres.

Una de las grandes cualidades de la escritura de Russell T. Davies reside en su capacidad para meter el dedo en la llaga, para explorar nuestros lados más oscuros. Cruda, honesta, pero también divertida y llena de humor, la serie puede mostrarse, como la vida, también muy cruel. Como la forma en que nuestros héroes desaparecen, como esa enfermedad que diezma al azar o como esa madre sufriente, que impide a su hijo ver a sus amigos cuando está a punto de morir. «No tenía ni idea de la cantidad de gente, de todas las edades, que no conocía los entresijos del sida«, nos dijo el showrunner. Y es que después de ver It’s a Sin, más que nunca, lo sabemos.

¿Dónde ver It’s a Sin?

La serie fue emitida por Channel 4 y ahora está disponible en HBO Max. Se espera que esté disponible en esa plataforma cuando llegue a Latinoamérica.