[REVIEW TEMPORADA 3] ‘Servant’ (Apple TV Plus): El peligro está afuera
¿Qué más se puede esperar de Servant, después de los continuos choques visuales y emocionales de las dos primeras temporadas? El tercer ciclo de episodios (de los cuatro aparentemente previstos) comienza quizás aumentando y alimentando el ya preponderante caos: Dorothy, Sean y Leanne -y también Julian, a estas alturas un miembro adquirido- viven una repentina situación de total idilio y paz, junto al pequeño Jericho ahora definitivamente (?) en «carne y hueso». Todos se comportan como personas con pensamientos y sentimientos comprensibles y transparentes, a pesar de la deriva de delirio total en la que están inmersos.
No tendría nada de extraño, si no conociéramos de sobra las rarezas de los Turner, una familia en la que una sonrisa es un acontecimiento tan raro que parece legítimo preguntarse «¿Qué le pasa en la cara?». El rostro, concretamente, es el del padre, Sean, que organiza con su mujer un viaje al aire libre para volver a vivir oficialmente tres meses después de la extraña visita de la tía Josephine. Seguimos en el ámbito del thriller con vena cómica, uno de los principales rasgos del director y productor de la serie M. Night Shyamalan, pero el nivel de imprevisibilidad sigue siendo muy alto.
Si la primera temporada giraba en torno a Dorothy y su incapacidad para enfrentarse a la realidad (es decir, al hecho de que su hijo estaba trágicamente muerto y, por tanto, sustituido por un inquietante muñeco renacido con rasgos humanos perfectos), la segunda temporada se centraba casi por completo en el padre Sean, dividido entre la razón y la ilógica, entre la comprensión absoluta de la situación y la necesidad de abandonarse a una especie de confianza ciega para no ceder a la desesperación.
La tercera temporada parece mostrarnos un nuevo punto de vista: ahora nos ponemos en la piel de la niñera Leanne, escapada de lo que parece ser una misteriosa secta y ahora aterrorizada por una posible venganza. En cualquier caso, la paranoia sigue siendo el hilo conductor: Leanne «siente» que nada ocurre por casualidad y que, por tanto, su presencia en la casa de los Turner obedece a un designio predeterminado. ¿Pero cuál? Leanne espera que sus verdugos la castiguen, y la presencia de un ladrón en el piso no hará más que aumentar su miedo.
Estando bajo ese techo, Leanne parece haber aprendido que la obediencia ciega no es el único camino, y que cada uno tiene libre albedrío para ejercerlo como quiera. Y, a pesar de ello, la idea de coacción -humana, social- sigue persiguiendo a los protagonistas, que siempre parecen ser víctimas de una voluntad superior.
Pero la alcoba familiar, en esta tercera temporada, parece haber sido violada: el equilibrio del hogar se ha arruinado por la presencia de un extraño, en los huecos de las paredes se esconden cadáveres (metafóricamente y de otra manera) y cada bocanada de aire fresco se siente más como una tortura que como una liberación. La claustrofobia, la obsesión y la insularidad simplemente se trasladan del interior al exterior, está por ver con qué consecuencias. Sorprendente desde el punto de vista narrativo y ambicioso desde el punto de vista técnico, Servant sigue siendo una de las series más insólitas de los últimos años. Un juego macabro, que pide al espectador que juegue con sus reglas de una manera tal vez agotadora, pero irresistible. Hasta el siguiente giro impensable.
¿Dónde ver Servant?
La serie está disponible en Apple TV Plus.