[REVIEW] 1899 (Netflix): Compleja y atrapante
La nueva serie de los autores de Dark tenía todas las credenciales para consolidarse como la sucesora espiritual de la primera creación de Jantje Friese y Baran bo Odar para el gigante de Reed Hastings. Y podemos decir sin temor a equivocarnos que con 1899 estamos ante una serie exitosa que logra fusionar una sucesión de géneros diferentes en su interior.
Quienes pensaban que sólo se encontrarían ante la misteriosa historia de un barco fantasma a la deriva en el océano Atlántico, pronto cambiarán de opinión porque, como la muñeca Matryoshka que es la propia mente humana, las vicisitudes de los pasajeros del Kerberos se entrelazan en espiral y están contenidas en un diseño mucho más amplio, bien orquestado por los showrunners, neto de algunos sacrificios a nivel narrativo, especialmente en el último acto de esta aventura que, esperamos, nos dé las respuestas que faltan en las eventuales temporadas posteriores. Pero vayamos por orden, intentando evitar en lo posible cualquier spoiler, aunque tengamos que analizar el cuadro general y todas las implicaciones a nivel crítico.
Los pasajeros del barco de vapor Kerberos viajan de Europa a Estados Unidos y cada uno de ellos tiene un motivo para dejar atrás su vida. El crucero por el Atlántico transcurre sin aparentes contratiempos, pero el ambiente ya esconde un trasfondo perturbador que acompaña la travesía y que va más allá de las condiciones y motivaciones de los individuos. La situación se complica cuando el Kerberos se encuentra al Prometheus, un barco de la misma compañía, desaparecido cuatro meses antes. Desde el principio conocemos a Maura Franklin (Emily Beecham), una mujer con un pasado misterioso y traumático, verdadera protagonista de un romance que pronto pondrá a prueba los límites de la realidad.
El barco que el Kerberos atraviesa siguiendo las coordenadas transmitidas continuamente al telégrafo de a bordo es, en efecto, un barco fantasma. No hay rastro de vida a bordo, o eso creen el capitán Eyk (Andreas Pietschmann) y la tripulación que busca en las sombrías cubiertas del vapor desaparecido. Una vez de vuelta a bordo del Kerberos, comienzan a producirse extraños fenómenos y Maura se encontrará entre los que tienen que descubrir el origen de estos misterios y conseguir llegar al mismo tiempo a la tierra de las oportunidades. Pero esto es sólo el principio, porque las sorpresas de 1899 son muchas y te toca descubrirlas por ti mismo mientras ves los ocho episodios que componen esta temporada.
1899 ofrece varias pistas desde el prólogo, especificando que lo que estamos presenciando no es más que una parte de la realidad presentada en pantalla. Y sin querer desvelar demasiado, son precisamente las palabras iniciales de Maura las que dejan claro desde el principio que la narración de Jantje Friese y Baran bo Odar parte de la dificultad ilimitada de entender la mente humana, que en sí misma es capaz de contener todo lo que nos rodea.
El discurso se va profundizando poco a poco, aunque nunca se elabora del todo en el transcurso de los episodios, especialmente en los finales, y es la percepción de la propia realidad la que se pone en cuestión, con referencias emblemáticas al mito de la caverna de Platón y a la distancia entre lo que se percibe y lo que es realmente real. El duelo, la culpa y la autodeterminación son sólo algunas de las aportaciones temáticas que se abordan o acarician en 1899, junto con un simbolismo bastante empujado, y todas ellas contribuyen a la construcción de la narración y a la solución del enigma.
El viaje de los pasajeros de la Kerberos se hace eco de algunos elementos estilísticos del mejor Westworld, pero al mismo tiempo se aleja del claro concepto expresado en la primera temporada de la serie de Nolan y Joy, recurriendo en gran medida al estilo y a la enrevesada estructura de Dark, atiborrando 1899 de elementos steampunk y de una intrincada madeja de espacios y líneas narrativas que desorientan al espectador y le abren nuevas perspectivas sobre una realidad cada vez más poliédrica.
Al margen de algunas lagunas narrativas sobre el destino de los personajes y de una trama críptica y enrevesada que deliberadamente no muestra todas las cartas sobre la mesa, y que puede no convencer del todo al espectador casual, la nueva serie de Netflix de los autores de Dark nos regala un experimento televisivo en toda regla al elaborar y fusionar diferentes géneros, con una buena introspección de los personajes y una sorprendente y elaborada puesta en escena. Un espectáculo que no hay que perderse.
¿Dónde ver 1899?
La primera temporada está completa en Netflix.