[REVIEW] ‘The Watcher’ (Netflix): No todo es perfecto

Tenemos un conflicto a la hora de escribir nuestra crítica de The Watcher, la nueva serie de Ryan Murphy disponible desde el 13 de octubre en Netflix y presentada en el evento TUDUM de la plataforma. Reñido porque si por un lado es un episodio extremadamente introductorio, por otro tiene todos los ingredientes de una típica película de terror americana -en este caso basada en una historia real- del prolífico showrunner. Un autor al que no veíamos desde hace más de un año y que ahora vuelve en unas semanas con múltiples producciones: la miniserie Dahmer, de la que se ha hablado mucho, las nuevas temporadas de American Horror Story y American Horror Stories, la película El teléfono del señor Harrigan y ahora con The Watcher.

Pero, ¿de qué trata The Watcher? Se trata de una historia real de los suburbios estadounidenses -los mismos que han lavado sus trapos sucios en la televisión gracias a Esposas Desesperadas– ambientada en la actualidad. En una especie de cruce perverso entre la primera temporada de American Horror Story: Murder House y The Haunting of Hill House, de Mike Flanagan, la premiada compañía de Ryan Murphy & Ian Brennan construye una serie con matices entre el terror y el thriller de crímenes reales, un género muy en boga en la televisión entre asesinos en serie y acosadores. Precisamente en esta última palabra parecen centrarse los dos autores en su relato sobre un «acosador» que envía cartas amenazantes, firmando como tal, a una familia que acaba de mudarse a la casa de sus sueños en Nueva Jersey. Un barrio donde se respira mejor, donde la escuela es más prestigiosa, donde hay tanta seguridad que se puede dejar la puerta de casa abierta. Donde, en definitiva, todo parece el sueño americano hecho realidad. Pero si algo nos ha enseñado el realizador es que la aparente perfección esconde a menudo la más negra podredumbre, que sólo hay que sacar a la luz.

La familia en el centro de la historia está encabezada por un reparto de primera: Naomi Watts, que sabe un par de cosas sobre atmósferas de thriller, y Bobby Cannavale, ambos en su primera colaboración con Murphy, como los esposos Nora y Dean Brannock. Con ellos están sus dos hijos adolescentes, Ellie (Isabel Gravitt) y Carter (Luke David Blumm), que tienen que instalarse y aclimatarse tras la mudanza, la nueva zona, el nuevo colegio.

Los vecinos, un tanto inusuales, no tardan en convertir la mudanza en algo ambiguo e inquietante. Por un lado la pareja formada por Richard Kind y Margo Martindale: entrometida, ruidosa y beligerante. Por otro lado está Pearl (Mia Farrow), directora de la sociedad histórica local que quiere preservar la historia del barrio y de la casa a toda costa, y su hermano discapacitado Jasper (Terry Kinney). Todos parecen convertirse pronto en posibles sospechosos y autores de la carta, como en un misterio de asesinato de Agatha Christie, incluyendo a la agente inmobiliaria y antigua compañera de estudios de Nora, Karen (la siempre mítica Jennifer Coolidge), y al tipo que instala un sistema de seguridad en casa de los Brannock (Henry Hunter Hall). «¿Hasta qué punto conocemos realmente a nuestros vecinos?», se preguntaban las desesperadas amas de casa de Wisteria Lane, y así lo hace Pearl, dando vueltas a que el concepto de buenos vecinos ya no se aplica hoy en día.

Dentro de la casa, las cosas tampoco son tan buenas, ya que la pareja casi se endeuda para poder comprar esa casa, casi como para hacer alarde de su estatus quo. Hay un diálogo entre Nora y Karen que hace reflexionar sobre cómo el hecho de presumir de éxito es casi siempre visto como una arrogancia, que debe ser castigada, como querían los antiguos dioses. Nora es, después de todo, una artista que es cualquier cosa menos pobre.

Por lo tanto, el recurso narrativo de la casa embrujada es fundamental en El vigilante. Una enorme casa señorial, aunque moderna, con piscina y un enorme jardín alrededor. No es la clásica casa victoriana con suelos de madera que crujen, sino una vivienda más moderna con mucho mármol fino en la cocina. Un ático y un sótano, para añadir el mayor número de pisos posible, y sobre todo artificios narrativos que se prestan al horror. Por ejemplo, hay un antiguo e histórico montacargas que, desde las perversas e imaginativas mentes de Murphy & Brennan, ya prevemos a qué puede dar lugar. El aire de la casa, al principio tan fresco y libre del smog metropolitano de Manhattan, pronto se vuelve viciado y arrastra una atmósfera extraña.

En The Watcher, Ryan Murphy & Ian Brennan proponen todos los elementos y estilismos propios de su estilo de thriller-horror un tanto grotesco para narrar la hipocresía de la sociedad americana y la diferencia entre lo que aparece y lo que se oculta en cuanto cierras las puertas y ventanas de tu casa. Hay que confiar en que los episodios posteriores no caigan en patrones narrativos de visto y no visto.

¿Dónde ver The Watcher?

La serie está disponible en Netflix.

https://www.youtube.com/watch?v=Bd2Rnhk98ds