[REVIEW TEMPORADA 5] ‘The Crown’ (Netflix): Altos y bajos

Las temporadas impares de The Crown son siempre las más esperadas y las más temidas. La razón, principalmente, es el tradicional cambio de reparto que ha querido el creador Peter Morgan en un intento de confiar su historia a intérpretes más convincentes por estar más cerca de la edad de sus respectivos personajes. Pero en el caso de la quinta temporada, que llegó a Netflix el pasado 9 de noviembre, la atención fue aún mayor. Porque esta es la primera temporada que llega tras el fallecimiento del Príncipe Felipe y la Reina Isabel II, y los últimos acontecimientos nos muestran cómo los británicos siguen apegados a la institución de la Corona. Pero también porque es la primera a la que una buena parte de los espectadores se sienten más cercanos, al menos cronológicamente hablando. El lapso de tiempo que abarcan los nuevos diez episodios va de 1991 a 1997 (dejando sabiamente fuera el incidente que le costó la vida a la princesa Diana, al que se hará referencia en la próxima temporada), un periodo corto comparado con los que se cubrieron en las temporadas pasadas, pero rico en acontecimientos: desde el declive del Imperio Británico, pasando por el annus horribilis de la Reina – 1992, cuando también se produjo el vasto incendio que asoló el Castillo de Windsor -, hasta el divorcio de Carlos y Diana que dejó a la Casa de Windsor más expuesta que nunca. Tantos acontecimientos y, sin embargo, demasiados pasos en falso.

Vamos a decirlo sin tapujos: Algunos episodios simplemente no funcionan, debido a un ritmo inestable y a una narración monótona. Es el caso del tercer episodio, titulado Mou Mou, que con una larga (y evitable) digresión quiere presentar al público a Mohamed Al Fayed (Salim Daw), y sobre todo a su hijo y futuro prometido de Diana Dodi (Khalid Abdalla), al que sin embargo sólo veremos cerca de la princesa en la próxima temporada. Tampoco lo es el sexto episodio, House Ipatiev, que parte de la historia de la identificación de los restos de los Romanov, en Rusia, para subrayar la distancia emocional que viven la reina y el príncipe Felipe tras 47 años de matrimonio: más allá de la excelente interpretación de Jonathan Pryce como el duque de Edimburgo, poco queda. A continuación, Peter Morgan difunde a lo largo de nada menos que dos episodios la famosa entrevista/trampa que Diana concedió a la BBC y al periodista Martin Bashir en 1995, diciendo que su matrimonio estaba «un poco saturado»; la técnica narrativa que presenta el engaño de Bashir como una historia de espionaje con rasgos casi de thriller es hermosa, pero el relato es demasiado apresurado e ignora por completo las consecuencias reales y más candentes que provocó esa entrevista (es decir, un auténtico terremoto en el entorno de la princesa).

Dando la vuelta a la máxima tolstoiana de que todas las familias felices son iguales y cada familia infeliz es infeliz a su manera, el penúltimo episodio -el que escenifica el proceso de divorcio de Carlos y Diana- es uno de los más logrados. Los Príncipes de Gales se nos presentan simplemente como la «Pareja 31», una de las muchas parejas infelices que se rompieron ese año. Están los que ya no tienen ningún interés en sus parejas, los que descuidan a sus familias por el trabajo y los que, como Carlos y Diana, simplemente se quedaron atrapados en un matrimonio que no debería haberse hecho. Un matrimonio sin amor «signifique lo que signifique el amor».

A pesar de sus altibajos, The Crown sigue siendo una de las joyas de la televisión contemporánea. Con su sofisticación, atención a los detalles, elegante redacción y excelentes intérpretes, sigue siendo uno de los mejores productos televisivos de la historia. La próxima temporada, aún más peligrosamente cercana a nuestros tiempos, será la última y más traicionera. Pues tendrá que hacer las paces con el pasado (y con los detractores que han acusado a los guionistas de ser excesivamente crueles con la familia real) y consignar su historia en el futuro, con una nota esperanzadora. A la espera del próximo Peter Morgan que dentro de veinte años nos hablará de Harry, Meghan Markle y Oprah Winfrey.

¿Dónde ver The Crown?

La serie está disponible en Netflix.