El primer tramo de la 7ma temporada de The Walking Dead prometía… y mucho: tendría al mejor villano de los cómics ahora en televisión y ya nada sería como antes, algo que puede ser cierto. Todos los personajes de la serie están a merced de Negan, el gran antagonista de la temporada. Y si bien su presencia ha sido un remezón fuerte para todos en este mundo post-apocalíptico, no ha sido suficiente.
A continuación se darán spoilers de la primera parte de la 7ma temporada de The Walking Dead. Si aún no viste todos los episodios, te recomendamos no seguir leyendo.
Todo comenzó con ese impactante primer capítulo que seguramente será recordado en los próximos años. Después de eso, la producción hizo uso de artificios poco profundos para mantener a su audiencia cada semana y echó por la borda un gran potencial para el desarrollo de personajes y situaciones. Y todo esto tiene un culpable: Scott Gimple.
Grimple es el productor ejecutivo de la serie que ha tomado la mala decisión de concentrarse en núcleos individuales, en lugar de trazar un cuadro general en todos los episodios. Eso quedó muy claro en el segundo capítulo, cuando aún estábamos conmocionados por las distintas muertes de la semana anterior y el guión frenó bruscamente para presentar a Ezequiel y su Reino. Con este mismo propósito en mente, las decisiones equivocadas continuaron en las siguientes semanas, Grimple fue posponiendo hacerle frente a las consecuencias psicológicas que tendrían en Maggie y Sasha los asesinatos de Negan.
No sólo el arco completo es desastroso: los episodios también tienen una dirección y un tema que raya en lo ridículo. A veces, la trama se mueve precipitadamente y luego pasa inmediatamente a la dirección opuesta dejando un mal sabor en la boca del espectador. Un buen ejemplo de esto es el momento del octavo capítulo en que Rosita intenta matar a Negan disparando su única bala, dejando conmocionado al espectador, para luego destruir el sentimiento justo después de los comerciales.
Está claro que durante estos primeros episodios hubo muchas situaciones de relleno; como el sexto episodio, que funcionó como un todo, donde no avanzó la trama de la temporada y no tuvo más implicancia que un nuevo descubrimiento de Tara, que actuó en el capítulo. Fueron cuarenta minutos de la frustración y aburrimiento.
Pero no todo fue agrio, por supuesto que la primera mitad de la temporada tuvo sus momentos positivos, que crearon una expectativa de algo interesante, pero desilusionaron luego. Un claro ejemplo de esto es el diálogo entre Rick y Spencer en el cuarto episodio, donde el segundo se enfrenta al líder de Alejandría, y Rick responde que su psicología se amolda más a la moral de Negan. La proximidad del «héroe» y «malo» dentro de Alejandría no se desarrolló y se dejó caer a la semana siguiente.
No fue un buen inicio para The Walking Dead tanto en su trama como en sus niveles de audiencia, que se siguen precipitando en Estados Unidos. Ojalá esto sea un llamado de atención para los creadores de la serie. Es el momento de apretar el acelerador.