Maniac: Pura demencia creativa
A veces no nos sorprendemos más, nos sentamos a que nos den la misma comida de todos los días, las que nos cae bien, la que no nos molesta. Nos sentamos a ver las mismas historias con distintos nombres, personajes o idiomas. Dejamos de pensar en el sentido de los laberintos argumentales que las series nos presentan, porque ya lo hemos visto antes. Por que lo conocemos, nos es familiar. A veces nos quedamos. Nos quedamos de buscar algo más desafiante, nos quedamos en nuestra zona de confort, en nuestra espacio seguro, en nuestras temáticas confiables. “A mi me gustan las series de acción, si no tiene explosiones o persecuciones y es rápida, no me gusta. Es fome”
Impávido frente a los problemas, imperturbable frente a la vida. Nosotros nos volvemos fomes de caminar todos los días por el mismo camino. Eso pasa, es normal. Es natural sentir ese aletargamiento mental con el tiempo, eso pasa en la vida, y pasa en las series. Tenemos Netflix, lo prendemos y lo que sea lo vemos. Sabemos que hay más plataformas, sabemos que hay más canales, sabemos que hay más internet, pero siempre vamos a lo seguro. A lo fácil. Y hoy con Maniac tenemos la oportunidad de ver un contenido sumamente original en una plataforma muy fácil de acceder, y eso hay que aprovecharlo.
Maniac es una serie que nos desafía constantemente, nos pone a prueba capítulo a capítulo, no al nivel de la segunda temporada de Westworld, sino que mas bien a un nivel mucho más asequible y amigable. Nos está constantemente sorprendiendo, lo que la hace ser una serie muy divertida. Supieron crear argumentalmente un contexto tan bien armado que nos hace creer que dentro de esta serie todo es posible, para bien o para mal. Por que entre emociones clandestinas y drogas desarmadas, toda alucinación y subjetividad es presentable. Nunca podemos determinar que es verdad y que no, la veracidad se arranca por protagonistas inestables y desconfiados. Y ahí radica una de las grandes fortalezas de esta serie, porque historias sin sentido se han escrito muchas, algunas hasta han ganado algunos Emmy’s, pero gana toda la confianza una serie cuando los personajes principales están tan bien armados, bien construidos. Listos para entregarte información y emociones. Cuando una serie se da los minutos, para presentar con la carga emocional justa a sus personajes, ahí se establece la base de una buena historia. Y si a esto le sumas una buena trama principal, con importantes conflictos, posibilidades férreas de historias secundarias, y un antagonista muy personal. El pedestal desde donde se construye esta serie queda sumamente poderoso para aguantar el peso de un guion que puede salirnos con cualquier locura.
Cary Fukunaga, director, guionista y desarrollador de la adaptación estadounidense de Maniac, sabe perfectamente como ambientar y contextualizar estas historias que nos presenta la serie. Ya conocíamos de su calidad visual en la primera (y legendaria), primera temporada de True Detective, pero aquí vemos como interpreta esta realidad paralela que nos muestra la serie. Ciudades del futuro pero con televisores de 1980, computadores con tecnología de los años 90, y leyes dignas de un futuro distópico. La dirección de arte destaca por su estética muy Blade Runner, nos presenta un New York destruido socialmente por la tecnología e innovador por la soledad de sus ciudadanos, donde tus “amigos” son básicamente un cartel publicitario andante. La estética, ritmo, y cinematografía de la serie es notable. Fukunaga, que además acaba de ser confirmado para ser el nuevo director de la próxima entrega de James Bond 007, se gradúa de un director de series que siempre logra consolidar una estética distinta y característica en sus propuestas audiovisuales.
Maniac en muchos momentos plantea interrogantes muy difíciles de entender, pero que sin embargo a lo largo de los capítulos, se van desentrañando más fácil de lo que pensábamos. A esta serie no se puede llegar con la ambición de entenderlo todo a buenas y primeras. Hay que simplemente dejar que las cosas pasen. No es necesario entender y analizar todo, a veces hay que disfrutar estas historias distintas y originales que se nos presentan. Para mi sin duda, es uno de los mejores estrenos del año, no solo por tener una buena historia, sino que por presentar una historia completamente nueva, por tener actuaciones magistrales de Jonah Hill y Emma Stone, por saber manejar la comedia como silencio e irreverencia y por presentar un contexto digno del mejor capítulo de Black Mirror, y mezclar todo ese horror digital con una esquizofrenia digna de Legion, y hasta a veces agregarle toques de una gran película como Eternal Sunshine of the Spotless Mind.
Maniac tiene todos sus capítulos disponibles ya en Netflix. Y según sus creadores, nunca tendrá una segunda temporada.