Decidimos dejarnos llevar por las emociones en este último review a Better Call Saul (que obviamente contiene spoilers) Emociones, sí, las que Saul Goodman pierde y vuelve a encontrar, recortando el bigote de Gene y volviendo a ser el antihéroe que amábamos: James «Jimmy» McGill. Y para ello, para volver a la etapa inicial, tuvo que reconciliarse consigo mismo, tuvo que deshacerse de Saúl y subir a una máquina del tiempo, para un viaje de ida que, tarde o temprano, nosotros también tendremos que asumir.
Un viaje en el tiempo. Un viaje por el espacio. Un viaje a la dimensión irreal de una serie que, en el fondo, siempre ha sido una desigual y desgarradora historia de amor encerrada en un cigarrillo que cierra dolorosamente una obra destinada a perdurar. Más, para entrar en la historia de la ficción americana y popular, trazando la vida, la muerte y los milagros de un hombre que quiso ser rey. Tan astuto que siempre iba un paso por delante de los demás, pero acabó enredado en su propia arrogancia de hombre inseguro. Tan astuto como para presentarse ante el fiscal del distrito haciendo trizas la posibilidad de una cadena perpetua, consiguiendo lo mínimo de una sentencia escrita, ante la incredulidad de Bill Oakley, ese viejo rival elegido por Saul para ser su asesor legal en un juicio que tiene sabor a venganza (y para subrayar cómo cada personaje de Better Call Saul es vital y fundamental para toda la arquitectura). En definitiva, ha llegado otra redención para Saúl, otra victoria, otra huida porque «¡Te han pillado así!», se repite como un Joker desquiciado en la celda de la comisaría. Saul Goodman, después de todo, está destinado a la cima y al éxito, como si fuera Bernard Madoff o Steve Jobs. Le queríamos y le odiábamos por ello. Pero, si se trata de una historia de amor, es el propio amor el que mueve las cosas y desordena las cartas amañadas. Y ese amor sólo puede llamarse Kim Wexler.

Bob Odenkirk y Rhea Seehorn han hecho un trabajo actoral demencial, llevando a Jimmy y Kim a un nivel humano que roza la veracidad cegadora. Con esto en mente, el 6×13 de Better Call Saul se convierte en el punto definitivo de no retorno y en la agotadora toma de conciencia (y conocimiento) de Saul Goodman en la que, impulsado por un brillo guardado en el bolsillo de su traje más flamante, vuelve a ser nuestro querido Jimmy McGill. ¿Lo habríamos imaginado alguna vez? Tal vez no, pero probablemente lo esperábamos. Junto a él nos subimos a la máquina del tiempo y tratamos de recomponer las piezas de un corazón roto: sí, Saul lo admite y confiesa, gracias a Walter White ganó mucho dinero; y no, Chuck McGill (recordado con un zumbido eléctrico que es un golpe de director de la más alta clase) no era tan malo, y es difícil vivir con su fantasma a tus espaldas. ¿Entiendes? Chuck McGill, ese rencoroso hermano mayor, se revalorizó por completo. Una revolución y una destrucción al mismo tiempo, en el acto final de una serie formidable.

Better Call Saul es algo único, absoluto, probablemente irrepetible. El episodio final, en este sentido, es pura revolución narrativa, capaz de rehacer en poco más de una hora los personajes y los peculiares giros de cada temporada. Visualmente deslumbrante y narrativamente perfecta, 13×6 cierra el círculo, regalándonos en consecuencia un final amargo, tierno y justo.
¿Dónde ver Better Call Saul?
La serie está disponible completa en Netflix.