La segunda oportunidad de The Leftovers

[alert type=red ]La siguiente entrada contiene spoilers del episodio 2 de The Leftovers[/alert]

El pasado domingo cambié la táctica y la rutina para ver The leftovers. Mi guatero seguía acompañándome, pero elegí no ver True Blood antes, por más que fuera Trending Topic por un par de sucesos impactantes.

Si bien, el segundo capítulo de la serie del creador de Lost deja más preguntas, es capaz de tirar un anzuelo invisible y dejarlo ahí. Se nos muestra que la «secta» de la gente de blanco es llamada como «Los remanentes» y pudimos ver cómo funciona atrayendo público: alguien del grupo selecciona a determinada persona, la sigue y prácticamente acosa para que considere entrar al grupo. Posteriormente son llevados a una casa qua hace la transición entre la vida «real» y la vida como «mutista» selectivo que viste blanco y no tiene conciencia ecológica usando una hoja por palabra para comunicarse escribiendo.

El capítulo mostró a una Liv Tyler sólida en su actuación, que se roba la emisión por completo, al ayudarnos a ver la secta por dentro y a la vez su mundo interior personal. Por otro lado, vemos la ultra archi quebrada vida del policía, quien tiene de jefa a la novia de su padre, quien está recluído en una institución de enfermos mentales. A la vez, sus hijos siguen tan descontrolados como siempre, dando palos de ciego. En tanto, el hijo del policía pertenece a un grupo comandado por un afroamericano, que al parecer gusta de la carne fresca (jóvenes asiáticas), quienes aún no muestran sus reales intenciones.
Dato freak del capítulo: el despliegue del opening de alrededor de un minuto, donde se muestran personas «flotando» o «siendo abducidas» por un agujero formado entre las nubes, al estilo de obra de arte, que está pintada en el techo de una iglesia (cof cof Lost) y rostros anonadados observando a los «idos».

No sé si necesariamente es mejor que el piloto, pero cumple la función de enganchar al telespectador, sobretodo cuando el policía introduce las rosquillas muy Homero Simpson en un pequeño horno y éstas desaparecen. En ése momento pensé: los desaparecidos tienen hambre. Sonaba lindo, hasta que al desarmar el aparato, estaban al interior de los metales.

Nos gusta la televisión. Amamos, comemos, rezamos y, ademas, vemos televisión. Canales nacionales, series internacionales, criticar, alabar... y ver televisión.