Dexter, el asesino en serie más adorable
Después de mucho tiempo, con una larga pausa entre medio, logré terminar de ver las 8 temporadas de la gran serie de Showtime, Dexter.
Es una de mis series favoritas de todos los tiempos, con un personaje adorablemente malo de protagonista (Michael C. Hall) y una lista interminable de muertos malos en el camino. Es de esas series adictivas, de las que echaré de menos, ya que se supone que no habría una novena temporada, la que habían prometido innumerables veces.
La temporada número 8 termina abierta, dejando una opción rondando de una nueva temporada, pero hasta ahora no hay nada. El final de la octava temporada dejó mucho que desear, tuvo grandes momentos, pero ni se compara con la 7, ni menos con los finales de las anteriores. Dexter es una serie que va de más a menos a lo largo de estas 8 temporadas, pero nunca dejó su esencia, y sus personajes fueron creciendo a medida que pasaba cada temporada.
La gracia de esta serie es que los personajes principales se mantienen, al igual que el hilo conductor principal, pero en cada temporada hay un asesino en serie de turno, por el que tanto Dexter, como la policía de Miami tratan de capturar. Finalmente ese asesino siempre termina muerto o desaparecido, asesinado por Dexter, y la policía nunca lo atrapa de verdad.
Dexter es un héroe malo, un héroe que salva a la sociedad del mal, pero en el fondo es un ser maligno, un asesino en serie que siempre se sale con la suya y lo logra con excelentes capacidades policiales, pero nunca obteniendo el mérito.
[alert type=red ]El siguiente texto contiene spoilers de la serie[/alert]
Finalmente Dexter se autoexilia y abandona a su novia e hijo, quienes parten a empezar una nueva vida en Argentina, y su eternamente leal hermana Debra, muere atacada por un asesino que Dexter deja ir para que ella finalmente logre apresarlo, algo que él siempre le impidió y que ahora fue su regalo. Dexter por primera vez se siente humano y sufre por sentirse culpable de la muerte de su hermana, haciendo el acto que lo ha identificado durante toda la serie, botando el cuerpo al mar, desde su bote.
El sentimiento de culpa lo atormenta y se hace pasar por muerto, pero se autocastiga autoexiliándose, con una nueva vida e identidad en un pueblo remoto. Esto da para comenzar una serie prácticamente de cero, pero al final da la libertad, tanto al personaje de seguir sufriendo en soledad, como para el espectador, que tenga la posibilidad de sacar sus propias conclusiones.
Este no es un final esperado ni fácil. Es un final que es tan abierto que da para pensar en varias opciones. Creo que es el peor castigo para Dexter, ya que la salida fácil habría sido simplemente morir. Y, por otro lado, si lo hubiesen descubierto y apresado, prácticamente dejaría en el suelo a la Miami Metro Police, por haber tenido todos estos años a su peor enemigo frente a sus narices, sin darse cuenta. En el fondo, esta era la salida más abierta posible, por si en una de esas, recibimos la sorpresa de tener una nueva temporada, aunque sea años después, como lo han hecho otras series que reviven por sus fanáticos fieles, que exigen que la serie vuelve, a pesar de todo.