Hace unos días atrás se estrenó por Netflix el esperado spin-off de Breaking Bad, Better Call Saul. Tal como dice su nombre esta nueva serie basada en una de las mejores series del ultimo tiempo, se centra en Saul Goodman, el abogado de Walter White.
Cuando hace 1 año y medio mas o menos todos quedamos viudos de Breaking Bad y la historia cerró su ciclo, muchos fueron los que queríamos mas. Mas Walter White, mas Jesse Pinkman, mas de Los Pollos Hermanos y Albuquerque. Dentro de nosotros sabíamos que era una estupidez, sabíamos que la historia había llegado a su fin, era el momento de cerrar el ciclo y seguir adelante, pero como todo en la vida que llega a su fin, no queríamos admitirlo. Se supo por muchos medios que importantes empresas y marcas le ofrecieron al creador mucho dinero a cambio de que alargara la serie unos capítulos mas, hasta incluso una marca le ofreció hacer más capítulos, pero cortos de unos 5 minutos cada uno y se subieran a la web o se vieran en el celular. Y así alargar un poco mas el chicle. Pero sabiamente Vince Gilligan dijo que no. Y le dió un final digno a una notable serie. Pero al poco tiempo de este final el rumor se había instalado, estaba cantado la verdad. Perfectamente podía haber un spin-off y basado en uno de los personajes mas queridos de la historia de la metanfetamina azul, el gran Saul Goodman. Chanta como si solo, trucho como cual manager argentino, vende humos de aquellos, pero efectivo. Y que mas de alguna vez le salvó el pellejo a nuestro gran profesor de química. El abogado del diablo cómodamente podía tener su propia serie. Vince Gilligan confirmó el proyecto, Netflix (como no) se sumó a la idea y así se empezó a desarrollar lentamente pero con calidad un pequeño atisbo de la continuidad de todo este mundo creado en Breaking Bad. El domingo se estrenó y podemos decir que por ahora, cumplió.
En este primer capitulo pudimos ver a Jimmy McGill (verdadero nombre de Saul) en al parecer la actualidad, escondido y disfrazado en un Cinnabon dentro un Mall. Asustado por la gente y tratando de parecer lo mas desapercibido posible. Fue en esa secuencia, donde vimos a un Saul Goodman, destruido, desolado, miedoso, y en blanco y negro cuando reconocí que estaba todo muy manejado por Gilligan. Era ver de nuevo un buen capitulo de Breaking Bad, en esa cadencia, en ese silencio, en esa lentitud, en esos movimientos reflexivos que nos dicen mucho mas del personaje que cualquier dialogo apresurado de Aaron Sorkin. Luego pasamos al pasado y vemos a un Saul Goodman mas joven, y lo mas importante inseguro. Practicando su declaración en un juicio en un baño solo, repitiendo una y otra vez sus palabras para que el mismo se las pudiera creer. La inseguridad de Saul se hacia presente, y el guion a lo Breaking Bad estaba implícito.
La esencia de su serie original está aquí presente. Vince Gilligan se encargó de mostrarlo en cada plano, en cada secuencia, en cada acción y reacción de los personajes. Descubrimos a un par de gemelos que es casi como si fueran unos primos de Jesse Pinkman. Jóvenes, entusiastas, estafadores, lo único que les importa es el dinero, pero idiotas como cual mechón fumando marihuana en la plaza frente a la universidad. El principio de muchos personajes de la serie original estaban presentes de una u otra forma. Hasta vimos un par de cameos de personajes que fácilmente reconocimos de Breaking Bad. Cameos que esperamos pasen a ser mas que eso, no es que la serie lo necesite pero sin duda, mientras mas pequeños guiños esta serie tenga a su original le estará dando mas créditos, y sin duda le estará dando mas orgasmos mentales a los miles de fans que aun conserva la serie de Heisenberg.
Conocimos a su antagonista, conocimos un par de secretos de Jimmy McGill, conocimos a un especie de padre o mentor de este personaje con una enfermedad o problema que quien sabe como funciona, nos plantaron la semilla de la duda y de preguntarnos “¿Que chu%&$?”. Misma semilla que nos plantó el piloto de Breaking Bad años atrás. Si, esta serie nace a la sombra de su original pero tiene líneas distintas. Tiene un tono mas de comedia, completamente acorde a lo que el personaje principal lo requiere, ya que recordemos que el era siempre quien ponía esta cuota de comedia, de estupidez, que nos sacaba una pequeña sonrisa dentro de tanto dramatismo y muertes. Vince Gilligan entendió (hasta ahora) la cuota perfecta de humor para esta serie, mucho mas cómica que su predecesora pero tampoco un sitcom, y si conservamos el estilo, ese humor tiene que venir disfrazado de comedia negra, de muertes idiotas, de asesinos, de una viejita que no se da cuenta de un atropello y de su nieto apuntando con una pistola. No se quedó corto, ni se pasó de comedia. Le echo la cantidad justa.
Saul Goodman es un chanta, pero es chistoso y es querible. Es nuestro tío que nunca alcanzó a hacer nada importante por su vida y hasta ahora se gana la vida de una forma quizás cuestionable pero al menos tiene algo. Y no se cansa de intentarlo una y otra vez. Hasta ahora nos han planteado desafíos del personaje principal, miedos, enemigos y metas. Nos presentaron nuevos personajes, nos mostraron aristas nuevas de personajes conocidos y nos mostraron un rumbo. Por ahora le creo a la serie. Tal como me pasó con Breaking Bad luego de que vi su capitulo piloto, es una serie lenta. Me parece una interesante idea, pero estas series, al menos las que pretenden ser de las buenas, se hacen a fuego lento. No son un paquete de cabritas que se mete al microonda para que en un par de minutos te de frutos. Este es un cordero magallánico que se deja ahí al fuego por horas y de a poco vas saboreando, al menos eso es lo que creo yo. Una idea interesante, pero que no engancha mucho, pero démosle unos capítulos mas, démosle un tiempo. Yo personalmente creo que va por un buen camino. O al menos los 4,4 millones de espectadores que tuvo en su capitulo debut y el record de ser el estreno mas visto en el cable en la historia de la TV gringa, es algo. No creen?