Mientras aún se emitía el final de Breaking Bad a principios del 2014, Vince Gilligan, creador de la serie, trataba de bajar las expectativas en cada entrevista que daba respecto a lo que sería una historia anclada a su opera prima. Reconoció que era un experimento e incluso en momentos dudó si la vida de un abogado charlatán tendría suficiente jugo para mantener a la audiencia totalmente cautiva.
Y resulta que funcionó. Sin duda que podemos reconocer los elementos audiovisuales que funcionaron a la perfección en Breaking Bad, como la impecable dirección de fotografía o la musicalización a la par de la tensión de cada capítulo o incluso poniendo el toque de humor. En Better Call Saul, sigue existiendo esa elegante sutileza de una historia tan simple que de a poco se convierte en una bola de nieve que no para.
Siguiendo esa misma tónica, en Better Call Saul nada está al azar. Los detalles son los que han puesto el humor dentro de un drama poco común para lo que acostumbramos ver en TV. No hay violencia, no hay escenas de sexo ni desnudos. Todo está en los diálogos y de esa manera se construye una historia sólida y que no deja de atraparte en cada capítulo que avanza.
Se suponía que veríamos cameos de personajes principales de Breaking Bad, pero en realidad todo se trata de la vida de Jimmy McGill (Bob Odenkirk), el verdadero nombre de Saul Goodman, quién vive a la sombra de su pasado delictual como estafador y que trata de recomponer su vida para obtener la venia de su hermano mayor, Chuck (Michael McKean). Para “Slipping Jimmy” (o Jimmy el deslizante) no hay nada imposible y sólo su perseverancia lo sacará de su “miserable” vida como defensor público, pero el camino no será nada fácil.
Salvo la presencia de Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks), que aún no se convierte en el solucionador de problemas que conocemos, uno no extraña a los personajes de Breaking Bad y si apareciera Walter White o Jesse Pinkman en la siguiente temporada, sólo sería un bonito detalle para una historia que tiene su fuerte en la difícil vida de un casi abogado frustrado y con mala suerte que tiene que lidiar con la sombra de su familiar más cercano, que además sufre de una extraña enfermedad (hipersensibildad electromagnética).
En Better Call Saul logramos conocer el lado humano de personajes que esperábamos nos hicieran reír. Acá la gracia está conocer el lado sensible de personajes que conocimos en un contexto más violento y aunque no nos sorprendemos con el enojo de Tuco Salamanca (Raymond Cruz) cuando insultan a su abuela (“Mijo”, episodio 2), nos sensibilizamos con la triste historia de Mike respecto a su hijo (“Five-O”, episodio 6). Detalle aparte: la actuación de Jonathan Banks.
¿Debo ver Breaking Bad para entender Better Call Saul?
No es necesario. Si bien el origen del personaje principal proviene de la primera, toda la historia que se desarrolla es completamente independiente del rey de la metanfetamina. No olvidemos que es una precuela y todo sucede mucho antes de los sucesos de Breaking Bad. Probablemente en el futuro veamos como definitivamente Jimmy McGill se convierte en Saul Goodman, pero aún falta para eso y cuando suceda seguramente quedarán muchas historias más antes que tenga la desgracia de conocer a Walter White.
Otro detalle importante, es que si bien la serie ha sido definida como un drama policial, no son historias por capítulo. Toda la primera temporada es una sola historia, dividida en diez partes. Gracias a Netflix, ahora se pueden dar una maratón el fin de semana y verla como una larga película mientras usan las pausas para ir al baño.
El opening.
Los creadores del show, Vince Gilligan y Peter Gould, definieron el opening del programa como una mierda consensuada (“Purposely shitty opening”). Todo, producto de ver las introducciones de los otros programas, que invierten mucho dinero en crear estéticas perfectas para contar historias no necesariamente tan buenas. Pensando en la época del VHS y ocupando imágenes de archivo decidieron dar una vuelta a la habitual presentación mega producida y crear 10 openings diferentes para cada capítulo por el mismo dinero. Y hubo mucho trabajo en hacer la intro lo más fea y anti estética posible. ¡Ah! Y algunas imágenes recicladas son de Breaking Bad.