REVIEW CASTLE 8×22 – Crossfire

Castle y Beckett resolviendo su último caso juntos (Byron Cohen/ABC)
Castle y Beckett resolviendo su último caso juntos (Byron Cohen/ABC)

Llegó el momento de bajar el telón, ¡y vaya que me costó asimilarlo y escribir esta reseña!  Pues bien, después de un extenso tira y afloja, el 13 de mayo la cadena ABC emitió un comunicado indicando cuáles series tendrían el visto bueno para una próxima temporada y aquellas que no correrían la misma suerte. Lamentablemente, al drama policial no le dieron luz verde, y con ello se comenzó a escribir el adiós de la segunda serie más longeva al aire de ABC después de Grey’s Anatomy. Y dado que este escenario fue considerado como una posibilidad por los show-runners, ellos ya habían decidido rodar dos finales, uno en caso de renovación (que implicaba un cliff-hanger) y otro en caso de cancelación, que es el que finalmente vio la luz. De este modo, el 16 de mayo se estrenó el último capítulo en el que veríamos a todo el equipo del 12th preccint resolviendo un caso juntos y, por supuesto, no sería cualquier caso: estarían tras un pez gordo.

El último episodio, titulado Crossfire, la rompió en su franja horaria (competía con Blindspot y Person of Interest), anotándose además como el con mayor sintonía de la temporada. Este capítulo tenía por objetivo poner fin al accidentado arco argumental empleado durante la última temporada: descubrir quién estaba a la cabeza de LokSat, cuyos miembros estaban ligados a operaciones ilegales de la CIA. A modo de recapitulación, la temporada giró en torno a esta entidad, que ya en los primeros capítulos dio muerte a miembros del ex equipo de Beckett en Washington, lo cual tendría conexión directa con el Senador Bracken y el asesinato de su madre. En GDS, Castle descubre que el tiempo que estuvo desaparecido tenía estricta relación con LokSat, puesto que él habría dado con quiénes estaban detrás de esto. Como última conexión, al final de Dead Again, Caleb Brown logra escabullirse al departamento de Castle para decirles que él se habría cambiado de bando, entregándole un celular en el cual recibiría las coordenadas para poder encontrar a LokSat (la fecha que señaló calzaba con la de la emisión final de la serie).

Teniendo eso como punto de partida, Castle y Beckett se embarcan juntos en esta última misión y acuden al lugar indicado para encontrarse con el contador de LokSat y así poder ser guiados a él, claro que no están solos, puesto que cuentan con el respaldo de Hayley y de Vikram. En el intertanto, los detectives Ryan y Esposito encuentran un cadáver quemado junto a una maleta en el portaequipaje de un vehículo, en el cual encuentran escrito “mano derecha”. Resultó que el cadáver era nadie más ni nadie menos que Caleb Brown, lo cual alertó de inmediato a Beckett: habían caído en una trampa (escenario que los protagonistas habían anunciado como posible, aunque no tan grave como para dejar de ir).

ADVERTENCIA: A PARTIR DE AQUÍ HAY SPOILERS.

La acción y tensión comienzan con el fuego cruzado entre la banda que llega al lugar y el equipo de Beckett, quienes se ven prontamente acorralados por ellos. De manera providencial, aparece un camión que logra distraer a la otra banda y así pueden escapar. Quien estaba detrás del rescate era Mason Woods (Gerald McRaney, House of Cards), el presidente de la “Sociedad de Grandes Detectives” a quien ya habíamos visto durante esta temporada. Aparentemente, la madrastra de Castle le habría solicitado que les echara un ojo encima, pero sin convertirse en una niñera.

Una vez a salvo y teniendo en consideración el peligro que corrían al haber sido identificados, cada uno toma su camino: Castle iría a su oficina para encontrarse con su familia y ponerla a salvo, mientras que Beckett regresaría a la comisaría para poder encontrar más detalles y así reunirse en el despacho de Rick.

Ya en la comisaría, Esposito y Ryan logran recabar información respecto a quien le dio muerte a Caleb (el misterioso personaje al que le gustaba la canción de Brady Bunch, Sunshine Day). Lo que no saben es que Rick decidió emprender rumbo a la comisaría tomando un taxi conducido por este personaje, lo cual podría tener consecuencias fatales ya que él lo secuestra, por lo que la pareja nuevamente será puesta a prueba.

¿Para qué les voy a mentir? El capítulo me tuvo con así cada pepa. Estuve al borde de mi asiento por todo el vértigo y la acción que se desplegó. En ese sentido hay que destacar la dirección perfecta del episodio, la cual estuvo a cargo del maestro Rob Bowman, quien ya tiene bastante experiencia en el rubro. El ritmo del episodio fue trepidante. Hubo un correcto manejo de la acción, las cámaras lentas para enfatizar ciertas escenas (la del tiroteo estuvo notable), además de una paleta de colores que fue más clara que la de costumbre. De verdad que se lució en los aspectos técnicos, nada que decir de él y su brillante trabajo. A lo anterior hay que sumarle el impecable manejo del sonido y la musicalización de las escenas, que es algo que Robert Duncan sabe hacer muy bien (ya ha hecho asociar ciertos hitos de la serie a canciones que marcan).

Punto aparte es el de la actuación. Siempre he dicho que este ítem nunca ha sido un problema para mí. La verdad es que las actuaciones de Fillion y Katic fueron descollantes, dado que podemos verlos en facetas muy frágiles pero fuertes a la vez. Se trata de una interpretación conmovedora (en especial la escena del secuestro y en lo relativo a cómo expresan cuán importantes son el uno para el otro). También hay que destacar al Sr. Flynn, el taxista que secuestra a Castle, interpretado por Jed Rees (Deadpool), quien de verdad hizo un papel correcto como uno de los últimos villanos de la serie.

Pero no todo es positivo, puesto que lo que falló nuevamente fue el guión. Lamentablemente a Alexi Hawley y Terrence Paul Winter, los show-runners a cargo de la temporada, les quedó enorme el poncho, puesto que no fueron capaces de captar la esencia de la serie y plasmarla en esta temporada al recurrir a un arco argumental que echa mano a otro arco que ya estaba oleado y sacramentado. Fue como volver a hacer una autopsia a una persona respecto de la cual ya se sabe de qué murió. Debido a sus malas decisiones, entre ellas la de separar a los protagonistas, la serie sufrió una baja considerable en comparación a entregas anteriores.

Yo creo que perfectamente se pudo haber recurrido a otros puntos de la historia para ser tratados en esta temporada, como por ejemplo la relación de Rick y su padre para darle a la serie el final que merecía. A esto hay que sumarle el golpe de gracia: el anuncio de la no renovación de contrato a Stana Katic y Tamala Jones en el evento que se hiciera una nueva temporada por «razones de presupuesto» (lo que tomaría fuerza considerando que ABC fue la cadena que más cancelaciones hizo). Fue bastante confuso cómo se manejó el asunto de Katic (generalmente este tipo de anuncios se hacen al final de la temporada), lo que generó una gran molestia en los fans, quienes clamaban por ponerle fin a la serie en el evento que Katic se fuera. Fue tal la presión que la suma de todos estos factores llevó a los ejecutivos de ABC a cortar por lo sano de manera abrupta y terminar con la serie. Una lástima que intentaran alterar el ADN de la serie de forma tan radical al hacer que los protagonistas pasaran menos tiempo en pantalla juntos. A eso hay que agregarle la incorporación de los nuevos personajes, Hayley y Vikram, que si bien le dieron nuevos aires a la serie, tuvieron roles que nunca terminaron de convencer. Es más, para mí el personaje de Vikram era más bien una molestia, y Hayley encajó demasiado rápido en el círculo de Castle (nunca me compré por qué se acopló tan bien a Alexis).

Otro punto a mencionar es el final del capítulo. Como comentaba más arriba, los show-runners habían anunciado que la dilación sobre el futuro de la serie los había llevado a rodar dos finales: uno en caso de renovación y otro en caso de que se le pusiera punto final a la historia (el cual ellos querían que nunca viera la luz). Pues bien, el final exhibido correspondió al segundo, lo cual fue un tanto confuso por la forma en que se editó (duró menos de un minuto). A mí me dio la impresión que mezclaron los dos finales, lo que generó confusión sobre la transición de una escena a otra, por lo que no se pudieron procesar bien las emociones sobre la montaña rusa que fue este capítulo. Esto se debió a que hubo una diferencia de tres días entre la comunicación y la emisión del capítulo final. Eso sí, se anotaron un punto de oro al recurrir al diálogo entre Rick y Kate cuando resolvieron su primer caso juntos al hacer el pase entre las escenas finales (fue muy emotivo y potente escucharlo).

Cabe agregar que el final ha dado lugar a discusión en Internet, el cual puede ser interpretado de dos maneras, habiendo argumentos válidos para ambos (final feliz versus final triste).

¿Era ese el trato y el final que merecía esta serie? Por supuesto que no, en especial si consideramos su larga presencia en la parrilla de ABC (Creo que Hollander’s woods, el último episodio de la séptima temporada hubiese funcionado mejor como capítulo final). Pienso que 45 minutos no fueron suficientes para finalizar esta serie (pudieron haber hecho un capítulo de dos partes). Además, creo que muchas cosas quedaron en el aire (¿qué fue del resto de los protagonistas?), que los puntos no fueron bien atados, sin perjuicio de que siempre es bueno dejar algunos cabos sueltos para la imaginación, pero me quedo tranquila con que al final no fue necesario acudir a un final trágico (que precisamente iba a funcionar como cliffhanger de cara a una renovación) y que los protagonistas pudieron estar juntos como debió ser siempre (prefiero pensar que el final sí fue feliz).

173 capítulos fueron necesarios para contar esta gran historia, la cual ya llegó a su fin y con ello pongo término a las reseñas de capítulos de esta gran serie. No me queda más que agradecer a Andrew Marlowe y Terri Edda Miller por crear tan maravillosa historia y unos personajes dignos de recordar. Creo que las palabras que Alexis pronuncia al dar su discurso de graduación no pueden calzar de mejor manera con el final:

Hay una verdad univeCastle Castrsal que todos debemos afrontar queramos o no: al final todo se acaba. Por mucho que deseara que llegase este día nunca me han gustado los finales. El último día de verano, el último capítulo de un buen libro, separarte de una buena amiga. Pero los finales son inevitables. Llega el otoño, cierras el libro, dices adiós. Hoy es uno de esos días para nosotros, hoy nos despedimos de todo lo que nos resultaba familiar, todo lo que nos resultaba cómodo. Pasamos página, pero sólo porque nos vamos, y eso duele. Hay personas que son una parte tan importante de nosotros, que estarán ahí pase lo que pase. Ellos son nuestra tierra firme, nuestra estrella polar y esa voz de nuestro corazón que siempre nos acompañará… siempre”.

¡Muchas gracias a ustedes por leerme y a Seriépolis por hacer posible el sueño de comentar mi serie favorita! Hasta la próxima.