Opinión: Freaks And Geeks

No fuimos lo que queríamos ser. No lo seremos. Nos da miedo cambiar. Nos da miedo pensar distinto. Nos da miedo debatir. Nos aterra tener que explicarle a un pelotudo el porqué de nuestras acciones.

Todos fuimos «el distinto» en algún momento. Todos pensamos que el de al lado estaba equivocado, pero no tuvimos las ganas de rebatir sus ideas. Todos fuimos el pendejo que en algún momento no tuvo los cojones para decirle a la chica que le gustaba lo que sentía, quien no se arriesgó a un beso. Todos tuvimos miedos e inseguridades y, lo más probable, es que aún los tenemos. Todos fuimos el o la rara, en algún grupo. Nos sentimos el “inadaptado” por nuestro pelo, por nuestros gustos musicales, nuestra ropa, por nuestras series. De todo esto nos habla Freaks & Geeks.

Freaks & Geeks es una serie gringa que se estrenó en 1999, pero está situada en los años ’80. Está escrita por Paul Feig y producida por Judd Apatow. El mismo Apatow detrás de proyectos como Girls, Pineapple Express, Superbad, 40 Year Old Virgin, etc. Es decir, Seth Rogen y compañía. Para mí, uno de los productores/creadores con mejor ojo dentro de la comedia en el mundo. Esta fue uno de sus primeras creaciones, se estrenó por NBC y luego de 12 episodios fue cancelada. Gracias a los fans lograron estrenar 3 episodios más, sin un final. Y, de nuevo, gracias a la insistencia de los fans, se estrenaron 3 episodios más dándole un final más digno a la serie. Freaks & Geeks después de esto entró en la categoría de “culto”, y no sólo por sus continuas cancelaciones y alargues, si no que principalmente por todos los actores que tiene. Un espinilludo Seth Rogen, un prematuro James Franco, un pavo Jason Segel (ok, eso no ha cambiado), una joven Linda Cardellini, una guagua llamada John Francis Delay. Todos grandes actores de conocidas películas o series como New Girl, Bones o How I Met Your Mother. Cameos de gente como Ben Stiller, Steve Higgins, Lizzy Caplan, Rashida Jones, Samaire Armstrong (Anna en The O.C.), Jason Schwartzman y Leslie Mann, entre otros. Toda gente que en ese tiempo estaba haciendo sus primeros intentos en la televisión y en la actuación. O sea, por lo menos podemos darle a Apatow el crédito de que tenía buen ojo.

Les apuesto que esta serie ya les pareció interesante. ¿Y saben qué? Aún no les cuento ni de qué se trata. La serie se divide en dos historias paralelas: Lindsay y Sam. Dos hermanos pertenecientes a una familia muy conservadora de los años ’80 en una pequeña ciudad de Estados Unidos. Por el lado de Sam, están los geeks. Los niños de 12 años aproximadamente, con lentes, fanáticos del cine, la comedia, las series, pésimos para el deporte, les hacen bullying y, por supuesto, sin novia. Enamorados de la chica popular, la porrista del colegio.

Por otro lado, Lindsay es la matea, niña símbolo, un ejemplo del colegio, pero que durante el primer capítulo se hace amigos de los freaks, el grupo que lidera James Franco. Fanáticos de la música, no van nunca a clases, les gusta tomar, son porros y no están ni ahí. De ahí la serie va por dos líneas argumentales que a veces se cruzan, los freaks con Lindsay y su enamoramiento por James Franco y los geeks con Sam y su intento por sobrevivir al colegio y conquistar a la chica popular. Todo esto matizado con música de Led Zeppelin, The Who, Queen, Deep Purple, Van Halen, Kiss, David Bowie, ¿sigo? No, ¿cierto? Creo que ya se hicieron la idea de que la banda sonora es buenísima.

Esta serie es una amalgama de una historia simple, grandes actuaciones, la nota perfecta de humor, excelente música y un contexto perfecto para conflictos comunes y corrientes. Todos fuimos en algún momento de nuestras vidas un freak o un geek, todos fuimos parte de algo en el colegio. Encontrábamos que el que se agarraba a todas las minas era un pelotudo, que todos sabíamos que había una que era bien zorra, que lo más probable es que una pasó de curso con rodilleras, que ese “problema hormonal” que tenía el gordito del curso era una maldita excusa, que esa/ese profe estaba bien rica/o, y que la chica que te gustaba nunca te iba a pescar, pero algún día se iba a arrepentir.

Todos fuimos parte de algo, necesitábamos sentirnos dentro de algo. La sociedad no es más que una conjunción de muchas tribus urbanas que deben aprender a convivir juntas. Hoy somos algo y esperamos ser otra cosa en un año más. Porque estamos en constante cambio, las cagadas que nos mandamos hoy nos hacen aprender, nos hacen cambiar, nos hacer ser otro yo. No sé si uno mejor o peor, pero uno distinto al que se mandó la cagada anterior, al que se enamoró de esa zorra que te cagó, distinto al que tomó esa decisión de estudiar o trabajar en lo que estás haciendo hoy. Nuestros gustos cambian, nuestros amigos cambian, y de eso se trata la vida. De renovarse, de actualizarse, de estar acorde en nuestra “tribu” con nuestros pensamientos y adicciones.

Freaks & Geeks no es más que un reflejo de nuestra infancia, de recordarnos dónde partió nuestro camino a la adultez, en qué momento dejamos ese sentimiento, esa afición por la música, por bailar, por pintar, por leer, por juntarnos con otro tipo de gente. Y nos hace pensar en qué momento nos perdimos, o en qué momento dejamos de ser nosotros por ser lo que “debíamos” ser. Esta serie radica en nuestras bases emocionales, cuando decidimos peinarnos y vestirnos como queríamos y por algún estereotipo quizás dejamos de serlo. Nos reprimimos las ganas de ser nosotros.

Vístanse distinto, escuchen música diferente, vayan a lugares nuevos, salgan de su zona de confort, rodéense de gente heterogénea, de gente distinta, escuchen, aprendan, porque ahí radican las ganas. Dejen de vestirse igual a sus pares, dejen de decir “estoy de acuerdo” sólo por caer bien, debatan y piensen distinto. Sean el freak o el geek de su grupo, eso no los hace distintos. Los hace únicos.