[REVIEW] ‘High Fidelity’: Amor a la música y a las buenas historias

Pocos son los remakes, reboots y otros reavivamientos que se elevan al mismo nivel que la obra original, por no hablar de superarla. Apenas desembarcada en Hulu, la versión en serie de High Fidelity está aquí para demostrarnos que estamos equivocados, honrando el libro homónimo de Nick Hornby a través de una narrativa modernizada, conmovedora y, sobre todo, femenina.

Porque si John Cusack fue el personaje central de High Fidelity en el largometraje del 2000, le toca a Zoë Kravitz (Big Little Lies) tomar la antorcha. Con desconcertante facilidad, la actriz se pone en los zapatos de Rob, dueña de una tienda de vinilos en el corazón de Brooklyn. No sin dificultad, la actriz amante de la música lucha por recuperarse de su ruptura con Mac, el hombre que le rompió el corazón, y encuentra refugio en sus álbumes insignia. Una cosa lleva a la otra, Rob se embarca en un viaje introspectivo para ver qué le pasa.

Para los que recuerdan la película de Stephen Frears, el Rob interpretado por John Cusack estaba siendo abandonado por su prometida y contactando con sus múltiples ex para averiguar qué le pasaba. En la versión en serie de Hulu (la plataforma rival de Netflix en EE.UU., para tu información), es lo mismo. Dicho esto, este High Fidelity 2.0 no es una reinterpretación banal sin sabor.

Al timón están Veronica West y Sarah Kucserka. Su punto de vista femenino cuenta mucho en la modernidad de este remake. Por ejemplo, mientras que en la película, Rob vio muchas de sus relaciones pasadas a través de un prisma sexual, la Rob (diminutivo de Robyn) de la serie pone más énfasis en el lado humano en sus historias pasadas cuando nos habla a nosotros, frecuentemente rompiendo la cuarta pared.

Como bonus, en la serie High Fidelity, un detalle anecdótico para muchos que sin embargo marca la diferencia, Rob repasa la historia de sus ex parejas y entre ellas se encuentra Kat Monroe, una mujer (personaje que, dato curioso, fue interpretado por Catherine Zeta-Jones en el largometraje estrenado a principios de siglo). El hecho de que el personaje tuviera un idilio lésbico no es necesariamente una prueba de progresismo hoy en día, pero subraya la forma en que se presenta esta historia de amor. La cultura pop americana nos ha culpado repetidamente de la famosa «fase experimental amorosa» en la universidad, pero aquí, High Fidelity no la presenta como una prueba. No, Rob se enamoró de una mujer, como ella pudo haberse enamorado locamente de un hombre. Las relaciones homosexuales y heterosexuales son tratadas por igual.

El otro reto que la serie asume con éxito es encontrar un sustituto honorable para Jack Black. Black jugó contra Barry, el enérgico colega de Rob. En 2020, Barry es destronado por Cherise (interpretada por el excelente Da’Vine Joy Randolph), cuyo entusiasmo y referencias musicales nos ha alegrado muchas veces a lo largo de la temporada. Respect.

Puede parecer redundante decir esto para una serie sobre música, pero High Fidelity tiene una de las mejores bandas sonoras del momento. Frank Ocean, Fleetwood Mac, Prince, Minnie Riperton… Si Rob y sus compañeros muestran un ligero elitismo en sus gustos personales, la serie es más diversificada, ofreciendo una ecléctica pero aguda banda sonora.

Sin reinventar la rueda, High Fidelity tiene todo de una serie moderna, pulcra y agradable para seguir. Sobre todo, es una lección de remakes, en el sentido de que logra honrar la obra madre, al tiempo que inyecta la novedad necesaria para darle una apreciable singularidad. Y si había una sola buena razón para recordar, es en dos palabras: Zoë Kravitz.

¿Dónde ver High Fidelity?

La primera temporada está disponible desde el 14 de febrero de 2020 en Hulu, en los Estados Unidos.

https://www.youtube.com/watch?v=r5bkbfdVzbI

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