Joe Fiennes comenta el destino de su personaje en ‘The Handmaid’s Tale’

The Handmaid’s Tale 4 ha llegado a su fin y entre giros inesperados, violencia sin precedentes y decisiones controvertidas, la historia de June Osborne ha conmocionado a la audiencia.

Tras años de violar repetidamente a las mujeres, sometiendo a todo el mundo a su despotismo, incluida su esposa, a la que cortó un dedo, el comandante Waterford, interpretado por Joe Fiennes, encontró su sangrienta muerte a manos de June Osborne y otras criadas enfurecidas. Por supuesto, la sangrienta venganza pasó factura. Waterford ha desaparecido, pero Gilead permanece.

En una reciente entrevista con Deadline, Joe Fiennes opinó sobre la violenta despedida de Fred:

«The Handmaid’s Tale me ha enseñado mucho, pero no puedo esperar a sentarme y disfrutar de esta serie desde una perspectiva diferente. Estaba claro en los libros que en algún momento el Comandante Waterford encontraría su fin aunque, ciertamente, no se reveló la forma».

El actor reveló que la muerte de Fred se había discutido desde hace tiempo, pero que él sabía desde el principio que su personaje no duraría mucho tiempo:

«A menudo discutíamos el destino del Comandante tomando café. Estaba convencido de que iba a morir en la tercera temporada, pero cuando leí los guiones me di cuenta de que se iba a salir con la suya. Pero luego, leyendo los últimos episodios de la cuarta temporada, tuve mi confirmación».

Ivonne Strahovski ya había anunciado que el final de The Handmaid’s Tale iba a ser épico, pero nadie podía imaginar hasta qué punto. Sobre la forma de matar al Comandante, Fiennes reflexiona:

«Es paradójico, y creo que la necesidad de justicia y venganza de Lizzie, o más bien de June, es fascinante. Es algo que el público necesita. En cierto modo es catártico, no la condenas por ello, pero te das cuenta de que acabó convirtiéndose en lo que quería erradicar a toda costa. La verdadera búsqueda de June habría sido en el perdón. Pero no puede hacerlo y, como suele ocurrir, ha sido conquistada por la banalidad del mal. Se pierde a sí misma una vez más y tendrá algunos efectos importantes en su vida».