Así nos «obligaron» a ver ‘El Juego del Calamar

Es un éxito innegable e impresionante, como mínimo. Según una filtración interna transmitida el pasado mes de octubre por Bloomberg, Squid Game debería reportar a Netflix 891,1 millones de dólares en valor de impacto. La serie surcoreana le habría costado sólo 21,4 millones de dólares, es decir, unos 2,4 millones por episodio.

De hecho, aunque el entusiasmo por la serie ha decaído, se ha convertido en parte de la cultura popular y todo Internet habla de ella o intercambia memes al respecto. La mayoría de la gente, e incluso los que no han visto el programa, al menos han oído hablar de él a alguien cercano. Por lo tanto, este éxito puede parecer sorprendente, sobre todo porque Netflix no ha destinado un gran presupuesto de marketing para promocionar Squid Game.

Sin embargo, el servicio de streaming utilizó una estrategia muy eficaz. Nos lo presentan en un vídeo del canal de YouTube Parasocial Studies (Estudios Parasociales). En ella se describe que el gigante del entretenimiento podría haber usado la táctica del FOMO (Fear of Missing Out), que es el miedo a perderse algo, que es común a todos los seres humanos.

En los primeros días del lanzamiento de Squid Game, Netflix empezó a filtrar cifras de audiencia estratosféricas. Rápidamente, nos enteramos de que la serie es número 1 en Estados Unidos y en Asia. Se inició un movimiento en Internet y muchos medios de comunicación se hicieron eco de esta información, que no tenían medios para verificar.

Las personas influyentes también desempeñan un papel importante. Intentan surfear sobre el fenómeno del Juego del Calamar creando y difundiendo memes que aumenten la popularidad de la ficción surcoreana. A partir de ahí, el movimiento es imparable. Es casi imposible para cualquiera que pase tiempo en Internet escapar de ella. Para no quedarse fuera de la conversación, mucha gente empieza entonces a mirar, y el éxito está asegurado.

La técnica es ahora bien conocida y otros agentes del mercado también intentan utilizarla. Por supuesto, no funciona siempre, y El Juego del calamar también se ha beneficiado de una estética original, de sus excelentes actores y de una historia muy apasionante y especialmente relevante para nuestro tiempo.