La mente es un intrincado laberinto de pensamientos enmarañados, aprisionados en calles sin salida; son recuerdos que no encuentran una rama. Una encrucijada muy concurrida, una rotonda sin precedentes, en la que los remordimientos chocan frontalmente con nuestro presente, dejando una marca que sólo puede ser sanada y reconstruida con mucha fuerza de voluntad y coraje. Nada parece haber cambiado en la vida de Tony (Ricky Gervais) cuando en realidad, como señalaremos acá, todo es diferente.
El viaje del protagonista en estos nuevos seis episodios se ve ahora minado por destellos de luz que iluminan un camino más recto y menos ondulante, enderezando una mirada antes embriagada sólo por el alcohol. El recuerdo de su esposa Lisa es una constante en un mundo de variables, pero ahora hay una especie de aceptación, una madurez anhelada y lograda que anima al protagonista a vivir en compañía de su memoria, sin dejarse avasallar ni vivir para ella. Rebelión; anarquía; aceptación. Las tres temporadas de After Life se convierten en proyecciones televisivas de esas tres fases de la existencia que nos conforman, nos crean, hasta completar nuestra formación personal: infancia, adolescencia y madurez.

El último tramo de After Life -ya disponible en Netflix- es un recorrido por la vida de los que se quedan, y de los que sobreviven en el recuerdo, que Ricky Gervais presenta con cuidada lucidez, el cinismo habitual y un toque de emoción. Sí, porque a diferencia de las dos temporadas anteriores, ésta no teme pisar el acelerador de las emociones, sin sobrepasar los límites y encender los radares de la retórica.
Conclusiones
After Life demuestra cómo Ricky Gervais ha sido capaz de concebir y llevar a cabo la construcción televisiva perfecta sin caer nunca en la retórica ni en el sentimentalismo fácil. Fiel a sí mismo, su Tony consigue madurar sin traicionarse nunca.
¿Dónde ver After Life?
La serie está completa en Netflix.