[REVIEW] ‘La mujer del viajero en el tiempo’ (HBO): Amor eterno

La oradora es Claire, y el hombre al que espera es Henry. Los dos se aman con locura. Pero sólo tienen un problema: el imprevisible viaje en el tiempo en el que se encuentra Henry. El romance de ciencia ficción de seis episodios de HBO está escrito por Steven Moffat, cocreador de la serie de culto británica Sherlock y showrunner de nada menos que cinco temporadas de Doctor Who. Es una serie muy intrigante, sexy, romántica y al mismo tiempo de suspenso.

Clare Abshire tiene seis años cuando conoce a Henry DeTamble, que se convertirá en el amor de su vida. Henry padece una enfermedad genética que le hace viajar en el tiempo. El hecho es que no tiene forma de controlar esto. Catorce años después de su primer encuentro, una joven Claire se encuentra con Henry en la biblioteca donde trabaja y se lo presentan. Le invita a lo que para Henry es una primera cita, y le dice no sólo que le ha conocido, sino que es su futura esposa.

La mujer del viajero en el tiempo es, ante todo, una comedia romántica. Y, como sabemos, para una historia así, el atractivo de los actores, y la química entre ellos, es crucial. Los dos protagonistas son sexys, brillantes y la química entre ellos funciona. Interpretan a Claire y Henry Rose Leslie (Game of Thrones, The Good Fight) y Theo James (Sanditon). Theo James, al que conocemos desde Divergente, tiene un rostro y un porte que recuerdan a James Franco: ojos negros, labios carnosos y una sonrisa ganadora. Y también el physique du rôle, que en este caso no le viene mal, ya que el guion le exige aparecer a menudo desnudo. Rose Leslie tiene un encanto intrigante: pelirroja, ojos azules pequeños y brillantes, es lo que se podría llamar una belleza irlandesa clásica, a la que añade un atractivo sexual propio.

Como habrás adivinado, cada vez que desaparece, y ocurre de forma repentina, Henry deja un montón de ropa vacía, y aparece, desnudo (A loTerminator) en otro lugar, con el problema de tener que recuperar la ropa inmediatamente, a menudo de forma dura. Sin embargo, está desarmado. A menudo deja atrás un lavabo abierto, una ducha corriente y, junto con él, elementos de su cuerpo que viajan en el tiempo: el diente de leche que perdió de niño, mechones de pelo, por si se los corta, algo de sangre, por si la pierde.

Como se puede apreciar, hay toda una serie de elementos que hacen más intrigante y compleja una historia aparentemente ya vista sobre viajes en el tiempo. Lo más original, en comparación con un clásico del género como Volver al futuro es que normalmente el fenómeno del viaje en el tiempo es controlable. En definitiva, es algo que el protagonista puede experimentar a su favor. Aquí, en cambio, se ve como un obstáculo, una desventaja, una condición penalizadora. Y nunca como en este caso el término «lucha contra el tiempo» adquiere un significado propio.

Como se puede comprender, en una serie como ésta, basada en la famosa novela homónima de Audrey Niffenegger, ya transpuesta en la taquillera película protagonizada por Rachel McAdams y Eric Bana, el montaje es fundamental, y es otra de las bazas de la serie, que nos permite continuas sorpresas y, como en la mejor de las tradiciones, también curiosas paradojas temporales. La estructura de la ciencia ficción acaba haciendo una suposición como la de que el amor, con la espera, se hace más fuerte. Y el resultado es una historia contada en un tono muy cálido, empático y dulce.

¿Dónde ver La mujer del viajero en el tiempo?

La serie está disponible en HBO y HBO Max.