[ANÁLISIS] Recordamos lo que pasó en la primera temporada de ‘Mindhunter’
A pocos días de la segunda temporada de Mindhunter, nada mejor que recordar algunos puntos importantes de la primera etapa de la serie. Fueron casi dos años de espera, pero la serie de David Fincher finalmente regresará el 16 de agosto en Netflix. Por ahora, echemos un vistazo a algunos elementos importantes de la historia hasta ahora.
Mindhunter es una serie semibiográfica inspirada en el libro Mindhunter – The first American Serial Killers hunter. El libro fue escrito por John E. Douglas, agente del FBI, quien narra en el libro, su investigación en el área de la psicología criminal, en los años 70. Sus estudios incluyen, en gran parte, entrevistar a famosos asesinos en serie en busca de razones para sus acciones.
En la serie, la figura de Douglas fue sustituida por la de un homólogo, el agente especial Holden Ford (interpretado por Jonathan Groff). Ford es un negociador de rehenes, pero después de un desacuerdo con la policía en una negociación, es transferido y se convierte en un profesor del FBI. Ford siente curiosidad por las líneas de razonamiento que siguen los criminales, y comienza a hacer viajes con el agente Bill Tench (Holt McCallany), ayudando en varios casos y estableciendo formas de analizar a los asesinos.
A partir de ahora, se nos presenta un aspecto importante: la ignorancia de la policía sobre el tema. Hasta la década de 1970, el comportamiento habitual de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley era pensar que los asesinos nacían así de mal y eran así sencillamente. Holden trata de desmitificar esto enseñando a sus alumnos en la clase de negociación lo importante que es entender lo que está pasando en las mentes de los criminales para poder tener un mejor diálogo con ellos, pero es ignorado.
Holden y Bill crean un estudio oficial con la ayuda de la psicóloga Wendy Carr (Anna Torv). La investigación arroja varios conceptos que aún se conocen, como la categorización de los asesinos organizados y desorganizados, y la diferenciación entre asesino en serie y asesino en masa.
Los agentes empiezan a entrevistar a varios asesinos en serie famosos de los años 70. Entre ellos, Montie Risell, que violó y mató a 5 mujeres, y Jerome Brudos, que mató a 4 mujeres.
Pero de todos ellos, un asesino es especial: Ed Kemper (Cameron Britton), un criminal que mató a 10 personas, incluyendo a su madre y sus abuelos. Kemper no sólo es el primer entrevistado por Holden, sino también el más esencial en la evolución del protagonista a lo largo de la temporada. Kemper es pragmático, inteligente y cuestiona su propia naturaleza con elocuentes dudas. Él y Holden establecen una relación de interés mutuo, uno estudiando los matices del otro.
Holden no tarda mucho en obsesionarse con Kemper y los otros asesinos que entrevista. Las comparaciones con ellos se hacen en todos los casos menores que el agente investiga, se convierten en parámetro de comportamiento. Holden asocia todos los elementos de su vida con criminales. Incluso no se acuesta con su novia porque lleva tacones altos, lo que le recuerda el fetiche de Jerome Brudos en los zapatos de mujer.
A medida que pasan los episodios, Holden comienza a incorporar las huellas de los criminales en su personalidad. Se vuelve cada vez más astuto, seguro de sí mismo y capaz de manipular situaciones. Sus cambios son casi un espejo de identidad, hasta el punto de asumir la postura transgresora de los asesinos. Durante varios capítulos, sus colegas condenan su actitud manipuladora en las entrevistas y su error al distorsionar una grabación oficial, pero a Holden no le importa.
El personaje cree firmemente que tiene el derecho de tratar la investigación de la manera que quiere, pasando por alto a sus colegas e ignorando el castigo de sus superiores. Holden va tras la única persona con la que se identifica: Kemper. La última escena de la temporada sirve para que el dúo se dé cuenta de lo fuerte que es su conexión: son similares, desplazados que no quieren servir a los códigos que se les impusieron, y se reunieron.
El abrazo de Kemper fue un detonante para que Holden se diera cuenta de lo mucho que había cambiado en ese tiempo. Cuanto más el agente entraba en la mente de un criminal, más absorbía sus componentes. Su ataque de pánico no es más que una fuerte epifanía, un descubrimiento de en qué se convirtió. Como advirtió Nietzsche, cuando te enfrentas a un abismo durante mucho tiempo, éste te devuelve la mirada.
Con este ciclo completado, Mindhunter demuestra ser un ejemplo de desarrollo del personaje. Si el 2º año mantiene el nivel de profundidad de la 1ª temporada, la producción tiene todo para ser considerada una de las mejores series de la década. Con la promesa de nuevos asesinos y las implicaciones emocionales para las actitudes de Holden, lo que nos espera es tan prometedor como lo que hemos visto hasta ahora.