[REVIEW SIN SPOILERS] El excelente potencial inicial de ‘The Witcher’

Esta década ha establecido firmemente una verdad importante: la televisión está lista para ganarse el lugar que le corresponde junto al cine en el Olimpo del entretenimiento, pero también en el campo de la tecnología. Y fue la fantasía, más que otros géneros de ficción, lo que puso el hombro de este importante proceso de autoafirmación. Justo al final de un año, 2019, que presagiaba un período de transición posterior a Game of Thrones, llegó Netflix. Y lo hace con una de las obras maestras de este año, un producto que sin embargo mira con insistencia al futuro de la plataforma de streaming y (un poco) también de la televisión. Porque The Witcher es una de esas obras que ciertamente no pueden pasar desapercibida: una obra imaginaria, la creada por Andrzej Sapkowski a finales de los noventa con un ciclo completo de cuentos y novelas, que en los últimos 15 años hemos conocido principalmente gracias a las transposiciones de videojuegos del CD Projekt RED.

El 20 de diciembre, la serie de televisión (cuya segunda temporada ya está confirmada por Netflix) finalmente llegó a las pantallas de todos los suscriptores de la plataforma: escrita por Lauren Hissrich-Schmidt y protagonizada por Henry Cavill, Freya Allan y Anya Chalotra, la producción lleva una pesada carga. Devolver a los aficionados de la obra literaria, en la que se basa la serie, una fiel adaptación de los primeros relatos de Sapkowski, pero al mismo tiempo introducir al público en general en una compleja y atípica construcción del mundo. Por último, para deshacerse del engorroso fantasma de los videojuegos, una carga que pesa sobre la identidad del producto desde los primeros días en que fue presentado al mundo.

Ahora podemos decirte: incluso con algunas reservas, The Witcher tiene realmente su propia identidad y, sobre todo, estilo para venderse.

La historia de The Witcher empieza a tener un fuerte comienzo de inmediato. Lo hace con una intención muy específica: educar al público, tanto al antiguo como al nuevo, en las muchas reglas de este universo. Es un mundo básico, al menos en su estructura, pero también peculiar y lleno de detalles. Tenemos como punto de partida todos los elementos más clásicos de la ficción fantástica: una aglomeración de reinos de origen medieval (el continente), reyes y reinas, príncipes y princesas, brujas y hechiceros, duendes, enanos, monstruos. Y brujos.

El protagonista es Geralt di Rivia (Henry Cavill), un mutante de origen desconocido que mata criaturas por dinero. Su obra, que lo acerca a la de un mercenario banal, choca con sentimientos de desconfianza y discriminación. Porque The Witcher es un mundo heterogéneo que teme a lo diferente. Y este es uno de los temas principales de la historia, que se nutre hábilmente del material proporcionado por la pluma de Sapkowski. The Witcher es una historia de parias en la que los monstruos, los dragones, la magia y las guerras son el trasfondo del viaje íntimo de los tres protagonistas. Es un viaje que va en una sola dirección, la que realza el valor de la pertenencia y la familia, pero durante el viaje nos hace conocer los detalles de un mundo que sabe hacer malabares con la política, las batallas, las monstruosidades y los sentimientos. Desde el punto de vista narrativo, empezamos diciendo que los primeros episodios transponen algunas de las historias más famosas incluidas en el primer libro de Sapkowski, El guardián de los inocentes. Geralt viaja por el continente con su fiel yegua, Rutilia, y acepta una serie de encargos que le ponen a prueba por partida doble: enfrentarse a monstruos de todos los tipos y tamaños, pero también lidiar con el odio de los demás por su naturaleza bestial.

Los demás elementos de la trama, cruciales para la historia, ya son conocidos por cualquiera que haya seguido la promoción de la serie: el destino del brujo se entrelazará con el de una princesa fugitiva, la jovencísima Ciri, y con el de una hechicera, la misteriosa y fascinante Yennefer. Tres individuos que luchan con el mundo, por diferentes razones, pero destinados a encontrarse para desarrollos que, para aquellos que aún no han visto la serie o no conocen su trasfondo, siguen siendo impredecibles por ahora.

Por varias razones, entonces, creemos que The Witcher es un producto de gran encanto narrativo: al hacerlo se encuentra con algunos escollos inevitables, pero en general estamos satisfechos con la forma en que la serie sienta las bases para un futuro próspero. Desde el punto de vista artístico, en cambio, la producción vive de luces y sombras, pero nuestro consejo es no dejarse influenciar demasiado por los primeros episodios y dar confianza a un proyecto que podemos definir como «creciente».

La puesta en escena, de hecho, no siempre es perfecta, sobre todo en el comienzo: en los episodios que siguen al piloto, en cambio, el sector técnico y artístico de la producción da importantes pasos adelante, testimonio (quizás) de cómo el equipo ha empezado poco a poco a creer más en el proyecto y en las generosas inversiones de Netflix. Si el equipo hubiera prestado la misma atención a los efectos y a la dirección de manera uniforme, hoy no habríamos tenido dudas sobre el éxito del proyecto. Sin embargo, se pueden ver ideas de calidad desde los primeros minutos, comenzando con una fotografía oscura en el punto correcto, llena de escenarios verdaderamente evocadores. La serie captura perfectamente las frías y decadentes atmósferas de los libros de Sapkowski, trayendo al escenario personajes y criaturas que durante mucho tiempo se habían impreso en el imaginario colectivo del fandom de The Witcher. Y es sobre todo en esto que la comparación con los videojuegos hechos por CD Projekt RED emerge, de manera abrumadora: en varias ocasiones, por boca de personas enteradas, Netflix ha reiterado la total independencia de su proyecto de los de la casa de software polaca, especificando que la trama se inspira sólo en la pluma de Sapkowski. En realidad, en lo que respecta al componente estético solamente, nos pareció que la producción seguía muy escrupulosamente la lección de la trilogía de videojuegos inspirada en los hechos del chirrido.

Se ha trabajado meticulosamente en las peleas, dando vida a una esgrima nunca antes vista. La atención prestada a las fases de acción nos parece inigualable en la escena televisiva, al menos en lo que respecta a las producciones de estilo medieval con enfrentamientos con el arma blanca: la secuencia final del primer episodio, por ejemplo, es ya una gran tarjeta de visita.

Una última mención va para el elenco, especialmente las caras principales de la producción. La serie presta gran atención a las figuras femeninas y a su psicología: una obra enriquecida por las interpretaciones de Anya Chalotra y Freya Allan. Es en particular la intérprete de Yennefer la que lleva al escenario las ambigüedades e imperfecciones de un personaje bien escrito y convincente en sus extravagantes desarrollos, proporcionando también interesantes alimentos para la reflexión sobre el papel de la mujer en un mundo masculino y patriarcal. Sin embargo, el peso de toda la producción pesa sobre los poderosos hombros de Cavill: el actor británico hace un papel que, como amante del universo de Sapkowski, ha querido y obtenido cargando sobre sí mismo una gran responsabilidad. Desde el punto de vista de la actuación, la mímica y la presencia escénica, Cavill es perfecto y representa, quizás, el verdadero pilar de The Witcher, sin duda el elemento más convincente de la producción. Poniendo su cara y su físico a disposición del proyecto (el actor no quería usar un doble y es Geralt en cada fotograma de la serie, incluso en los más amplios), Cavill hizo un trabajo particular también en su voz, para devolver un sonido siniestro y gutural muy similar al del actor de la voz del chirrido en los videojuegos del CD Projekt.

Si el nivel de la trama se mantiene al ritmo adecuado, dando un poco de profundidad a algunas historias no del todo convincentes, creemos que la producción tiene lo necesario para convertirse en una necesidad en el género. Red de pequeños tropiezos en el sector técnico, en resumen, podemos decirlo: dañe una moneda a The Witcher No te arrepentirás de esto.

¿Dónde ver The Witcher?

La serie está disponible en Netflix.