[REVIEW] ‘Control Z’: Más de lo mismo y de la peor calidad

Control Z había sido anunciado como «Gossip Girl meets Black Mirror«, y esto sólo podía despertar cierta curiosidad en nosotros. Desde hace algún tiempo Netflix ha elegido como uno de sus principales destinatarios el de los adultos jóvenes, produciendo o distribuyendo docenas de series de calidad fluctuante que han contado las vidas de adolescentes de todo el mundo con un corte cómico, romántico o más político; una mirada joven a la distopía de los medios de comunicación podría haber sido intrigante… pero no lo es.

Sólo se necesitan unas pocas escenas del primer episodio de Control Z (disponible entre los últimos lanzamientos de Netflix de mayo de 2020) para darse cuenta de que la serie se está moviendo en otras direcciones, y que la publicidad ha logrado engañarnos. La nueva producción mexicana de Netflix se desarrolla en el Colegio Nacional, una prestigiosa escuela de la Ciudad de México frecuentada por gente rica y poderosa. Sofía (Ana Valeria Becerril) es una chica muy inteligente a la que le gusta ver a sus compañeros de clase al margen para descubrir cosas sobre ellos.

Mirándolos desde arriba puede predecir sus movimientos, las relaciones de poder dentro de la escuela, interpreta las diferentes personalidades a la luz de sus acciones. Esto impresiona al recién llegado, Javier (Michael Ronda), hijo de un conocido ex futbolista que huye de la influencia de su padre y que empieza a frecuentarla cada vez más. En la escuela, hay claramente un grupo de líderes que ocupan las posiciones más altas en el pequeño club y que también toman físicamente el centro del escenario, sentados en el gran banco de diseño en el medio del patio.

Está la presidenta del comité que se encargará de la gran fiesta que se avecina, la más bella de la escuela, el hijo del político, el matón y demás. Obtener el permiso para sentarse allí ya es un gran honor en sí mismo, e incluso la novia de uno de ellos es ahuyentada de mala manera, porque «no se puede dar la impresión de que alguien pueda venir en nuestro lugar«. Obviamente no faltan los que ocupan posiciones más bajas en la escala social: están las chicas que tienen celos de los líderes, los seguidores que ansían incluso una pequeña porción de poder, los aislados, los extraños, los diferentes. En el último peldaño de la escalera está Raúl, un chico tímido y débil al que le encanta dibujar y que es constantemente acosado por Gerry y sus matones.

El problema obvio desde el principio es que toda esta estratificación social aparentemente compleja se presenta de manera simplista: un mundo estéticamente perfecto con infinitas tensiones subterráneas. Más que Black Mirror, se podría pensar que los productores de Control Z se inspiraron en la serie Élite. Prácticamente todos los personajes representan un estereotipo, y si para un par de ellos parece haber alguna posibilidad de redención, lo peor depende de la protagonista. Sofía es otro ejemplo de una chica «estoy al margen porque no soy como las demás»: su genio sherlockiano (se presenta así también visualmente) es en realidad una observación trivial de lo que tiene delante, una elección que tal vez pueda pagar en términos de identificación pero que hace sonreír al espectador más astuto.

Los tonos de Control Z son los del melodrama adolescente, con tensiones, envidias y tragedias propias de esas edades, en todas las culturas. El escenario mexicano es prácticamente invisible, aquí hablamos de la alta sociedad y la Ciudad de México que se muestra está obsesionada con la apariencia, la moda, la popularidad como cualquier otra gran ciudad del mundo. A diferencia de muchas otras series similares, Control Z tiene una cierta desvergüenza que también se expresa en la prohibición de espectadores menores de 14 años, y que le permite escenificar la sexualidad y el (des)comportamiento social de forma más explícita de lo habitual.

Entre el drama adolescente y el thriller. En la segunda parte del primer episodio «Birthday Girl» llega por fin el momento decisivo del thriller: un misterioso hacker expone públicamente los secretos de una de las chicas más destacadas del colegio, prometiendo más revelaciones en un futuro próximo: como una buena Sherlock, Sofía se siente segura de sí misma para averiguar quién es y cuáles son sus motivaciones. A partir de este momento, Control Z cobra un poco vida con una vena de locura semi-trash que si no consigue elevar la calidad de lo que se muestra, al menos despierta una cierta curiosidad en el espectador: la posibilidad de descubrir los oscuros secretos de los que vemos mostrados es un gancho simple pero efectivo, y la serie tiene el valor de mostrar las reacciones de los chicos ante las revelaciones del hacker sin ninguna duda.

Control Z también parece estar unos pasos por detrás de otros productos similares: el uso exagerado de los efectos de las aplicaciones, los emoticones que invaden la pantalla, las pantallas de los teléfonos móviles es un molesto subrayado de una obsesión que no parece tan central en la historia; entre un detalle robado a Sherlock y otro inspirado en el Black Mirror no hay lugar para la originalidad y la inventiva: el joven reparto no nos entusiasmó especialmente. El gusto narrativo parece seguir una vena de telenovela, pero sin la actitud irónica que hizo a Jane The Virgen, por ejemplo, tan agradable.

¿Dónde ver Control Z?

La serie está disponible en Netlfix.