Dar una continuación adecuada a una serie tan querida como Vikings no es ciertamente una tarea fácil, pero hay que admitir la creciente curiosidad que nos ha acompañado en los últimos meses por el nuevo producto seriado dedicado a las hazañas de uno de los pueblos más violentos y sangrientos, pero al mismo tiempo la cultura más compleja y fascinante del Mundo Antiguo. Como veremos en esta crítica de Vikings: Valhalla, también creada por Michael Hirst y Jeb Stuart y distribuida esta vez por Netflix, el tiempo que se cuenta ya no es el de las grandes gestas heroicas de personajes como Ragnar Lothbrok y sus hijos -Bjorn, Ivar, Ubbe y Hvitserk-, sino que nos transportamos hacia adelante más de cien años, cuando la Era Vikinga se acerca lentamente a su fin.
En comparación con la primera temporada de la serie madre, la historia ya no está impulsada por el deseo de ascenso social y la necesidad casi atávica de explorar y descubrir nuevas tierras, como le ocurría a Ragnar, sino por la necesidad de vengarse de un agravio, lo que lleva a varios personajes a viajar a Inglaterra e iniciar una sangrienta guerra. La situación en la que nos encontramos, al comienzo de esta nueva serie, es especialmente compleja: los numerosos asentamientos vikingos de las costas inglesas están constantemente amenazados, pero los diferentes pueblos están mucho más integrados e interconectados que como los dejamos un siglo antes. Sin embargo, el verdadero punto de ruptura y contraste, como nos damos cuenta desde el principio, es el religioso: un gran número de vikingos ha renunciado a los antiguos dioses para convertirse al cristianismo, pero esto les ha llevado a oponerse ferozmente a aquellos de entre ellos que no están dispuestos a cambiar su fe. Precisamente ciertos grupos de fanáticos religiosos serán los verdaderos villanos de esta primera temporada, absortos en su fe hasta el punto de no querer otra cosa que purgar el mundo de paganos.

Como anticipamos, la historia se abre con un aviso: el rey Aethelred II de Inglaterra (Bosco Hogan), masacra a todos los vikingos que se habían asentado en sus costas, incluidos algunos nobles que formaban parte de su guardia real. De vuelta a casa, los nobles vikingos más importantes se reúnen en Kattegat para organizar su sangrienta venganza: entre los cientos de guerreros sedientos de sangre encontramos a Harald Sigurdsson (Leo Suter), aspirante al trono de Noruega, al rey Canuto el Grande (Bradley Freegard), que los ha reunido y dirige, y a un escaso grupo de jóvenes groenlandeses, que han llegado por motivos diferentes a los demás. Leif Erikson (Sam Corlett), hijo de Erik el Rojo, ha cruzado el tormentoso mar con sus compañeros para vengar una afrenta sufrida por su hermana Freydís Eiríksdóttir (Frida Gustavsson), que fue violada por un vikingo cristiano que le grabó una enorme cruz en la espalda.
Resulta especialmente interesante la elección de ambientar esta nueva serie en el momento final de la Era Vikinga, explorando el conflicto entre las viejas y las nuevas religiones, entre un mundo ligado a las antiguas tradiciones y otro en continuo cambio. Así es como la serie habla al mundo de hoy, transmitiendo temas que no han dejado de tener impacto en la sociedad en la que vivimos.
Así, Vikings: Valhalla atrapa al espectador y lo introduce en el mundo bárbaro y sangriento, pero al mismo tiempo fascinante, que conocimos en la serie madre. Quizá sea una pena que carezca de personalidades carismáticas como el Ragnar Lothbrok de Travis Fimmel o la Lagertha de Katheryn Winnick: los personajes interesantes están ahí, pero quizá conocemos a demasiados desde el principio, y nos perdemos un poco en el entrelazamiento de las diferentes líneas argumentales.

Dicho esto, sin embargo, la historia es interesante, los decorados y el vestuario están siempre muy bien hechos y los personajes fascinantes e intrigantes (especialmente Leif y Freydís), quizás no tanto como algunos de los que les precedieron pero, dado que la serie ya ha sido confirmada para una segunda temporada, tendrán todo el tiempo y el potencial para crecer en el corazón del espectador.
Conclusiones
Vikings: Valhalla elige ambientarse más de cien años después de la muerte de Ragnar, lo que la hace inmediatamente interesante. La historia es inmediatamente muy compleja y es probable que el espectador se pierda en las múltiples líneas argumentales.
¿Dónde ver Vikings: Valhalla?
La serie está disponible en Netflix