Looking: Buscando la tierra prometida.

El título de éste texto no lo inventé yo, simplemente traté (por un minuto) de buscar algún juego de palabras que resultara interesante para nombrar ésta columna y nada sucedió, así que fui a imdb y alegría, me robé el título del primer episodio de la segunda temporada que recién estrenó HBO el domingo, cuando todos veían los Golden Globes.

Ahora viene el desglose de la premisa: no necesito machacarme los sesos por buscar un título para ésto (obsesión muy Leslie Knope de mi parte), porque creo que la serie me transportó a un sentimiento que me cuesta encontrar: calma. El episodio comienza con imágenes de unos bosques hermosos, un auto avanzando en la carretera y me recordó mucho a Bom Temps de True Blood. Patrick (el tiernucho), Dom (el ‘galancete’ maduro muy igual a Freddy Mercury que pololea con alguien aún más mayor que él) y Agustín (el artista drogo), se embarcan en un paseo a una cabaña en las afueras de la ciudad, con el fin de ayudar a éste último, aunque en realidad, todos necesitaban una pequeña escapada. En el intertanto, comenzamos a descubrir que Patrick aún no se sincera respecto a su fallida relación con Richi (el latino) ni de su incipiente amorío con su jefe, Kevin; Dom busca indicios de la pasada de Lynn, mientras explora sus propios límites amorosos y Agustín vive en la nada, sin carrera, sin amor.

El episodio dura 27 minutos y se centra en una fiesta en el bosque, donde la temática es «The promised land», hay gays vestidos de hadas, drogas, luces, alcohol, bailes sudorosos, sexo en el bosque y jocosidad fiestera. No quiero entrar en spoilers pero creo que ya conté todo, mal por mí, aunque en mi defensa debo decir que pasan más cosas en las que no ahondé, para que se lleven sorpresas al ver el regreso de Looking. Me agradó que todo fuera preciso, un capítulo condensado pero no denso, sin ‘gaps’ en las historias, con un hilo conductor obvio y por sobretodo con la selección por parte de quienes la realizan, de las escenas en cuestión. A mi gusto, no faltó ni sobró y creo que lo que más me atrajo fue que la vi de corrido (me cuesta ver series sin entrar a twitter entre medio, revisar whatsapp, rebloguear en tumblr o hacer cualquier cosa por absurda que sea por el solo hecho de perder la concentración) y me dejó una sensación bacán, muy de post-junta con amigos, donde todo cuadra y todo te hace sentido.