TVN surge de las cenizas con la transmisión de Zamudio, que si bien no ha tenido un rating superior a Mega, ha dejado huellas en la audiencia y redes sociales. Anoche se transmitió el último episodio de los cuatro que tenía la miniserie, donde se ve la reconstitución de escena del brutal homicidio.
Se hacía necesario ver una producción de calidad, independiente de cuanto de realidad y cuanto de ficción tenga la serie, ya que a fin de cuentas, surge a partir de un libro y éste a su vez de múltiples entrevistas a diferentes conocidos de Daniel y su entorno, que claramente brindan diversas aristas. La serie desmitifica la imagen pública que nosotros como espectadores de la actualidad teníamos de Zamudio: él tenía amores, fiestas, alcohol, familia, penas y alegrías. Nosotros solos lo pusimos en el pedestal de ‘santo’, quitándole la humanidad a un joven que tenía el derecho de vivir su vida a su manera, con sus decisiones favorables y erróneas.
La producción es la adecuada, el casting bien escogido y las actuaciones bien logradas. No falta ni sobra trama ni guión, quizás da la sensación de quedar con gusto a poco por tener tan solo cuatro episodios, pero es lo necesario. Ojalá la tv abierta apostara más por material de éste tipo, que finalmente enaltecen a la «cajita idiota» y nutren a la audiencia.