[REVIEW] Euphoria: El honesto descalabro de la generación Z
¿Qué podría conmocionar a la juventud del siglo XXI? ¿Cómo sorprender y perturbar a los adolescentes con un acceso abundante y gratuito al sexo y a la violencia a través de Internet? En la era del desnudo, de las drogas, de los recuerdos intrascendentes, de la incredulidad en la política, en la familia y en la sociedad, ¿cómo podemos despertar la atención y provocar una reflexión sobre los tiempos actuales?
Esta es la pregunta que viene a la mente frente al primer episodio de Euphoria, con su primer episodio ya emitido por HBO. El contenido puede ser sorprendente y algo predecible. Por un lado, el capricho en el retrato de la «juventud descarriada», abandonada por el sistema y sin perspectivas de futuro.
La galería de protagonistas incluye a una chica que sufrió intimidación en la escuela, sufrió trastornos psicológicos y hoy se enfrenta a la dependencia química (Zendaya), la amiga desatendida, abusada sexualmente en una reunión programada por Internet (Hunter Schafer), otra que sufre estrangulación de su pareja, etc… Las imágenes incluyen desnudez explícita, erección explícita, uso de varias drogas, interpretación dudosa del consentimiento durante el sexo (es decir, violación potencial) y una seguidilla de violencia psicológica.
Por otra parte, este contenido no suena exactamente innovador. Euphoria se abre con una mezcla deliberadamente indigesta de narrativas como American Beauty, Kids, Requiem for a Dream y Spring Breakers. Con referencias al 11 de septiembre, al racismo, a las familias monoparentales y a la desigualdad de ingresos, puede leerse como una poderosa denuncia del estilo de vida estadounidense y como una explotación fetichista de la juventud abandonada.
En el papel principal, Zendaya está lejos de ser una composición minimalista. Con ojos vidriosos, una imagen descuidada y un excesivo desapego en el habla (diciendo al menos un «fuck» a cada frase), corresponde a la imaginación cristalizada de la drogadicta, algo que debe ser interpretado como una entrega genial y transformadora de la joven actriz, o como una representación hasta el límite de la caricatura.
Quizás los siguientes episodios presenten matices en el personaje, pero la primera impresión es la de un alarmante mosaico de la generación Z. El director Sam Levinson, del gran El mago de la mentira, se ocupa de sumergir al espectador en un universo hipnótico de sensaciones extremas, algo cercano al viaje al que se enfrenta el protagonista y nos lo demuestra visualmente.
Así, el cineasta apuesta por flashes coloridos, flashbacks de trauma infantil, cortes bruscos en el montaje y el sonido (con el uso especialmente crudo de la banda sonora) y movimientos libres de la cámara durante una fiesta, como si nuestra mirada fuera tan borracha como la de los jóvenes.
Por último, Euphoria causa una fuerte impresión inicial: queda por ver si se trata de una impresión positiva o negativa. Cuando un hombre casado y adúltero dice paternalmente: «A su generación no le importan mucho las reglas«, antes de tener relaciones sexuales con un adolescente, el tono parece oscuro, cercano al suspenso. Sin embargo, cuando Rue (Zandaya) dice al espectador que «los desnudos son la moneda del amor«, y advierte sobre una incómoda escena de sexo: «Te prometo que esto no terminará en violación«, el contenido suena más pop, humorístico y autocomplaciente.
Los otros episodios serán decisivos para releer estas primeras imágenes. Una escena muy fuerte de humillación de Jules durante una fiesta (mucho más fuerte que la violencia sexual, por cierto) constituye la cúspide de este enfoque moralmente ambiguo: ¿estamos ante un momento valiente por la fuerza de las imágenes y por la capacidad de condensar los problemas de la sociedad americana, o simplemente admirando, a la manera voyeurista, las pruebas de una niña maltratada? Veremos en los próximos episodios.
¿Dónde ver Euphoria?
Euphoria se emite por HBO los domingos a las 22 hrs (Chile) y está disponible en HBO GO.