La ciencia explica la extrema afición por ‘Game of Thrones’

Game of Thrones, amada u odiada más nunca ignorada. Pero, ¿sabemos realmente por qué el universo creado por George R. R. Martin, que pertenece al género de nicho de la fantasía, ha logrado seducir a tantos lectores y espectadores? Un equipo de científicos ha estado investigando seriamente este tema con el fin de proporcionar una explicación racional del amor que los fans de GoT sienten por sus historias y héroes trágicos.

En un estudio publicado en la Academia Nacional de Ciencias de la Universidad de California, un grupo de matemáticos, físicos y psicólogos llegó a una conclusión de dos puntos:

Primero, las interacciones sociales de los libros. En Una canción de hielo y fuego, los científicos identificaron cerca de 2.000 personajes nombrados en los libros. Esto representa un total de casi 41.000 interacciones sociales entre ellos, que corresponden a la forma en que los humanos se relacionan entre sí en la vida cotidiana. El escrito de Martin valora la comprensión de estos intercambios entre individuos haciéndolos inteligibles para la mente humana.

El estudio lo explica así:

«La mayoría de los protagonistas, entendiendo a los que cuentan la historia, experimentan un promedio de 150 interacciones sociales para que el lector las siga. Es exactamente el mismo número que el cerebro promedio es capaz de registrar en estos días».

El segundo punto se basa en los acontecimientos supuestamente aleatorios de la novela, como la muerte súbita de un personaje, que en realidad son mucho más predecibles de lo que sugiere el autor. Así, el lector no considera ninguna tragedia como abrumadora y acepta la relación entre causa y consecuencia, en un universo cuyas apuestas entiende. Los giros de GoT también favorecen el lado del volteador de páginas de la obra, que siempre reserva una sorpresa extra en la página siguiente.

Al final, los científicos llegaron a la conclusión de que las novelas de Martin fueron escritas como las grandes sagas islandesas de los vikingos, que aparecieron entre finales del siglo IX y principios del XI. Hasta entonces, es sólo un corto paso para considerar Una canción de hielo y fuego como la Odisea de nuestro tiempo, con un toque de dragones y criaturas de hielo asesinas en lugar de ninfas y cíclopes.