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[REVIEW] ‘Sky Rojo’: Un placer culpable de los malos

Con una sensación de previsibilidad comenzamos nuestra crítica de Sky Rojo, una nueva serie española de Netflix, creada por Álex Pina, autor de la serie de culto La casa de papel. Previsibilidad porque esta nueva serie de ocho episodios es exactamente lo que esperas después de ver el tráiler: un placer culpable grande, consciente y -digamos- no demasiado sorprendente.

Construido con los ingredientes predefinidos para poder hablar de sí mismo (sexo, violencia, drogas y un bonito barniz de glamour), pero sin ser especialmente original, Sky Rojo parece haber nacido para triunfar, para acabar en lo más alto de las listas de los títulos más vistos de la plataforma, pero también es tan artificial y probado que tiene poco que decir. ¿Entretiene? A veces, sí. ¿Funciona? Más o menos. ¿Tiene éxito? Este es un punto un poco más complejo en el que entraremos más adelante.

Las protagonistas de la historia son tres prostitutas, Wendy, Gina y Coral, que trabajan para Romeo, un proxeneta que regenta un exclusivo club, capaz de dar salida, previo pago, a cualquier fantasía erótica de sus clientes, enriqueciéndose y explotando a las mujeres, esclavas sexuales de su imperio. Después de privarles de una familia, prometiéndoles dinero y fama, Romeo busca todas las excusas posibles para no pagarles. Las chicas se rebelan, lo muelen a golpes y huyen del club en busca de una libertad que también sabe a emancipación. Pero Romeo consigue sobrevivir, a pesar de estar paralizado, y envía a dos de sus secuaces en busca de los tres fugitivos. Así comienza una larga persecución del gato y el ratón que no perdonará a nadie y que no estará exenta de giros.

Sky Rojo no tiene la más mínima intención de dar profundidad a sus personajes e historias, prefiriendo el impacto escénico y el choque narrativo. Podría añadir un mínimo de sustancia a lo que quiere contar (la emancipación femenina, el mundo no regulado de la prostitución, incluso simplemente dar más carácter a los protagonistas), pero lo rechaza sistemáticamente. Es por ello que los flashbacks solo sirven para escenificar algunos momentos violentos, para dar vida a secuencias lustrosas llenas de un estilo grotesco y exagerado, útiles la mayoría de las veces para dar rienda suelta a una cierta cantidad de momentos un poco «sucios» (aunque nada sea realmente explícito), pero sin que estos mismos elementos puedan realmente hacer sentir su peso dentro de la narración. Lo importante en Sky Rojo es escandalizar, no de forma perversa y provocadora, sino en el sentido más superficial del término: dar vida a una larga secuencia de momentos (in)cultos, a ritmo de trap y reggaetón, lanzando al ruedo temas demasiado serios, pero solo porque sí.

¿Qué queda de Sky Rojo? Sigue siendo un reparto que sin embargo parece divertirse, especialmente Miguel Ángel Silvestre, ya visto en Sense8, en el papel de Moisés, uno de los dos hermanos sicarios que persiguen a las protagonistas. Estos hermanos son sintomáticos de la clave de lectura de la serie: se les describe como peligrosos y letales, pero cuanto más avanzan los episodios, más se muestran también torpes, exagerados y fuera de sí. Las tres heroínas, interpretadas por Verónica Sánchez (Coral), Yany Prado (Gina) y Lali Espósito (Wendy) son un trío simpático: juntas funcionan, pero se ven lastradas por una escritura que a menudo tiende a una simplicidad de telenovela, no muy lejos del otro éxito doméstico de Netflix y Álex Pina, y algunos momentos realmente irreales y exagerados.

Está claro que la serie no quiere ser un producto maduro y adulto, no quiere abordar temas sociales ni siquiera tratar realmente los problemas de la prostitución que decide mostrar. Todo se queda en la superficie, en el humo a los ojos del espectador, solo para mantenerlo atado a una serie con un ritmo alto, pero que no engancha del todo, que se centra en la acción, la velocidad y esa huida sin fin sin que, sin embargo, se perciba nunca el peligro real.

¿Dónde ver Sky Rojo?

La serie está disponible en Netflix.