[REVIEW] ‘Katla’ (Netflix): Misterio al pie del volcán

Un cuerpo femenino desnudo cubierto de ceniza. La cámara se detiene en los detalles, en los pigmentos de la piel, en los ojos que se abren. Una caverna misteriosa, este cuerpo negro camina. A su alrededor, ríos de lava colorean el marco de rojo y naranja. La erupción de un volcán, espectacular y potente. De fondo, una música etérea.

Decidimos comenzar nuestro repaso a Katla, la serie de Netflix que llega desde Islandia y que ha sido creada por Baltasar Kormákur, director conocido por películas como 101 Reikiavik o Perros Sueltos. Comienza centrándose mucho en la estética, en el sistema visual que seguirá a los personajes principales, a menudo ciñéndose a sus rostros y difuminando todo lo demás. Ocho episodios de entre cuarenta y cincuenta minutos para contar un misterio que se desarrolla al pie del volcán que da nombre a la serie, en el pequeño pueblo de Vík. Estos minutos iniciales captan inmediatamente la atención del espectador, pero ¿serán suficientes para hacer de Katla una serie realmente interesante y atractiva?

Hace un año que el volcán Katla empezó a entrar en erupción y, desde entonces, sigue haciéndolo continuamente. Una erupción interminable que ha dejado el pueblo de Vík casi completamente deshabitado, dejando sólo un puñado de familias que no quieren abandonar sus hogares. No es que la vida sea fácil: el dinero escasea y la gente prefiere el trueque, la tierra es negra y alrededor de esas pocas casas, ni siquiera demasiado modernas, se siente la desolación. Ese cuerpo femenino cubierto de cenizas vagará por este páramo que huele a apocalipsis y a polvo, hasta llegar al pueblo. A partir de ese momento, al intentar descubrir la identidad de esta mujer se iniciará una serie de misterios que pueden tener algo que ver con lo sobrenatural.

La mujer, de hecho, se parece a una chica que desapareció al menos veinte años antes y que ahora vive en Suecia. ¿Cómo puede ser la misma persona, la primera aún joven, la segunda convertida en madre y envejecida, en dos lugares diferentes? Eso es lo que se preguntarán la científica Gríma, estudiosa del volcán, con el dolor de la muerte de su madre y su hermana Ása aún por procesar, y el jefe de policía Gísli.

Lo que pronto entendemos, sin caer en la trampa del spoiler, es que Vík es un pueblo lleno de secretos, donde cada habitante lleva una cruz sobre sus hombros. La llegada de esta misteriosa mujer cubierta de cenizas (no será la única) destruirá definitivamente el equilibrio y la paz del pueblo.

Cuando muy pronto, en el transcurso del primer episodio, se descubre la identidad de la misteriosa mujer se plantea una pregunta por parte de un personaje que no deja indiferente: ¿esta mujer viene del pasado? Si la respuesta se descubrirá en el transcurso de los episodios, la sensación que deja Katla es la de una serie que, cubierta de cenizas, ha vuelto a despertar y a hacer su entrada después de algún tiempo. Como una reliquia arqueológica que se encuentra fuera del tiempo.

Katla parece tener demasiado en común con otra serie de éxito de Netflix, compartiendo su ritmo, los arquetipos narrativos y los misterios que intenta responder. Un defecto tan enorme e insuperable como el volcán, una presencia fija en el fondo que cubre de polvo el pueblo de Vík, que hace que el espectador se adelante demasiado al lugar donde se desarrolla la historia. Con un ritmo muy relajado y típicamente nórdico, más interesado en la construcción de un ambiente desolador y en subrayar lo mucho que sufren los propios personajes, entre silencios y miradas hacia abajo, entre el dolor (sobre todo interno) y los malentendidos, Katla se queda atascada en sus misterios que el espectador, mientras tanto, ya ha resuelto. El visionado se hace, por tanto, muy complejo: por un lado la serie requeriría una fruición típica de binge-watching, devorando varios episodios de golpe, pero por otro lado el desarrollo narrativo y el ritmo tan cómodo no incitan al espectador a querer más.

Te invitamos a que, al menos, intente verla. La serie islandesa de Netflix no consigue crear una conexión real con el espectador debido a un ritmo demasiado dilatado y a unos personajes que no consiguen llegar emocionalmente al corazón del público. Al igual que los personajes que inician el misterio, la serie parece venir de un pasado polvoriento, ajeno al mundo que la rodea, replicando arquetipos y desarrollos de otros productos seriados. El resultado es que el misterio no es realmente un misterio para el espectador, siempre por delante de los personajes que se esfuerzan por llevar adelante la narración. El episodio final, sin embargo, consigue ofrecer una conclusión fuerte y satisfactoria, atribuyendo un significado íntimo al proyecto. No es suficiente, pero es como encontrar un oasis de colores en un desierto de ceniza negra.

¿Dónde ver Katla?

La serie está disponible en Netflix.