Squid Game es el nuevo drama coreano de supervivencia de Netflix, un proyecto que es obra del director Hwang Dong-hyuk (La fortaleza, Miss Abuela) y que ha ido tomando forma durante los últimos 13 años. El título de la serie de televisión hace referencia a un popular juego infantil coreano que utiliza un tablero con forma de calamar, pero no hay nada inocente en el desafío mortal al que Hwang nos invita a ser espectadores.
De hecho, en el programa se ve a un gran grupo de personas en situaciones financieras desesperadas que participan en un juego de supervivencia con una gran suma de dinero en juego. La premisa puede parecer demasiado familiar, sólo hay que pensar en otras producciones del gigante del streaming como la más reciente Alice in Borderland. En realidad, El Juego del calamar tiene la capacidad de subvertir las expectativas desde el principio, llevando a menudo al espectador a preguntarse qué dirección tomará finalmente el programa.
456 personas en apuros económicos son seleccionadas para participar en un misterioso juego en el que el ganador se llevará un enorme premio en dinero. Sin embargo, pronto los concursantes se dan cuenta de que, a pesar de las apariencias, los juegos en los que deben participar no son inocentes juegos infantiles, sino verdaderos retos de supervivencia en los que el término «eliminado» se entiende con su significado literal. Un descenso a los infiernos en el que, sin embargo, los participantes toman parte de forma absolutamente voluntaria. Como el protagonista Gi-hun (Lee Jung-jae), un hombre de 47 años endeudado, con un matrimonio fracasado, una hija de la que ha perdido la custodia y una madre gravemente enferma. Su encuentro (no accidental) con un misterioso hombre en el metro le llevará a ponerse en contacto con la organización secreta que promueve los juegos, con la esperanza de dejar atrás sus desgracias pasadas y comenzar una nueva vida. Siempre que consiga sobrevivir, por supuesto.
A pesar de que el elemento central de la serie creada por Hwang Dong-hyuk es el desafío a muerte, Squid Game nos sorprende desde el principio reservando un amplio espacio para el desarrollo de sus personajes principales. Aquellos que esperen meterse de lleno en el asunto pueden sentirse decepcionados por el ritmo a veces lento de la narración, especialmente en los dos primeros episodios. En realidad, esta elección resultará propedéutica para los objetivos de la serie, que pretende ante todo intentar mantenerse en una dimensión lo más realista posible, a pesar de la brutalidad de los acontecimientos. En los dos primeros episodios (de un total de 9), que pueden considerarse como una especie de piloto, se nos presenta a algunos miembros de este variado equipo de competidores que, a pesar de sus diferentes orígenes, tienen una cosa en común: una necesidad desesperada de dinero. En particular, nos sumergimos en el mundo de Ki-hoon, un protagonista imperfecto pero afable que, a pesar de su hábito de juego y de los usureros que le persiguen, se esfuerza por no decepcionar a su madre y a su hija. Gi-hun es el corazón en el centro de esta dramática historia, aportando un poco de humor y ligereza incluso en las situaciones más desesperadas, dando inevitablemente al espectador alguien a quien apoyar. Sin embargo, no es el único personaje al que uno se encariña en el transcurso de la narración.
Como ya hemos dicho, uno de los objetivos de la serie es, sin duda, permanecer anclada en una dimensión real y, por ello, es necesario que sus protagonistas sean presentados como tales: no héroes ni máquinas de guerra, sino personas reales y auténticas, capaces de tomar decisiones tan despiadadas como actos de puro altruismo. Squid Game no es una historia ambientada en un hipotético futuro distópico o en una galaxia lejana; es una realidad en la que la gente comete actos desesperados porque se encuentra en situaciones desesperadas y en la que el sistema se aprovecha de esta vulnerabilidad para su propio beneficio personal. La violencia de la serie está firmemente arraigada en nuestro mundo real (Seúl, para ser precisos) y esto contribuye a que la narrativa sea, si cabe, aún más aterradora: el juego es despiadado, pero son las condiciones externas y reales las que han permitido que tome forma.
La nueva serie coreana de Netflix se adentra en un territorio ya muy explorado: el de los juegos a muerte. Sin embargo, lo hace de forma novedosa, manteniéndose firmemente anclado en la realidad y presentando personajes profundos con los que acabamos simpatizando. Aquellos que esperen una narración que llegue inmediatamente al corazón de los desafíos mortales podrían sentirse decepcionados por el amplio espacio que se da a los antecedentes de sus protagonistas. Pero esta elección resulta ser propedéutica para los objetivos del espectáculo, que se van aclarando a medida que avanza el visionado.
¿Dónde ver Squid Game?
La serie está disponible en Netflix.