[REVIEW TEMPORADA 2] ‘After Life’ sigue jugando con nuestras emociones
Más de lo mismo es una de esas expresiones más bien furtivas, al menos en el campo seriéfilo. Debe estar bien contextualizada, no puede utilizarse simplemente como una sentencia definitiva y varía de un caso a otro. Pero la segunda temporada de After Life, aterrizada en Netflix el pasado 24 de abril, es exactamente más de lo mismo: no propone nuevas ideas en comparación con el pasado año y quema de manera tragicómica y superficial las únicas inspiraciones que podrían mejorar, o al menos aumentar, su concepto. ¿Esto hace que el trabajo de Ricky Gervais -creador, escritor, director e intérprete del protagonista de la serie- sea algo insuficiente? No, ni siquiera remotamente, porque precisamente cada elemento que hizo de After Life una de las sorpresas más agradables de 2019 está presente, en el lugar adecuado.
La trama retoma exactamente donde terminó la primera temporada de After Life: Tony (Ricky Gervais) sigue siendo un hombre profundamente destruido por la muerte de su esposa Lisa (Kerry Godliman), la persona que dio sentido y alegría a su existencia. ¿Cómo reacciona ante tal pérdida? El primer ciclo de episodios se centró en la respuesta pasiva de Tony, disgustado por el mundo y casi persuadido por la idea de terminar con su vida de una vez por todas.
Lo llamó su superpoder, la habilidad de hacer y decir lo que se le ocurriera, incluso lo más horrible, en el peor de los casos la salida estaba a mano. Ahora la situación es un poco diferente, ya que Tony comenzó lentamente a procesar el dolor, habiendo aprendido una lección fundamental sobre la felicidad y lo importante que son las personas que le importan. La vida no es una ecuación matemática, ciertos aspectos no pueden ser trivialmente eliminados, calculados o reducidos y tenemos que trabajar para hacer de nuestro pequeño rincón del mundo un lugar mejor.
Como se mencionó al principio, incluso en la segunda temporada de After Life, las cualidades que han decretado su fortuna están en forma deslumbrante. Por consiguiente, el exquisito retrato del luto de Tony, tan real y humano como para dejarnos sin aliento. Hay momentos, ya sean los monólogos del protagonista o las escenas en las que él y su perrita ven los videos hechos a Lisa, con un impacto emocional que es devastador por decir lo menos.
Gervais pinta a todos los efectos una de las formas más puras y genuinas de amor jamás vistas en la pequeña pantalla, un sentimiento compuesto de pequeñas cosas, de la vida cotidiana, una oda a los detalles y gestos a menudo considerados insignificantes. En After Life no hay una suntuosa historia de amor, sólo un reportero de un periódico de la ciudad que conoce a alguien y se enamora locamente, pasando las tardes en el sofá charlando y bebiendo vino. Simple, inmediato, sin artificios y es, en una sola palabra, maravilloso.
Igual de maravilloso es el cínico y destructivo humor negro al que siempre nos ha acostumbrado el autor de The Office, la original. Puntual y feroz, el humor de Gervais se asoma brillantemente en After Life para hacer lo que mejor sabe hacer: arrasar con toda forma de hipocresía y respetabilidad que el ser humano utiliza para justificar sus acciones, nada es seguro. Es brutalmente hilarante, es una comedia que aniquila todo lo bueno de la gente porque en el 90% de los casos es una fachada, una mera puesta en escena.
After Life es una serie de excelente calidad y lo confirmó con esta segunda temporada. El retrato del luto de Tony es de una extraordinaria fuerza emocional, algunas secuencias y monólogos son desgarradores, maravillosos vislumbres de una persona que ha perdido el centro de su vida. Todo está entonces coronado por el exquisito humor negro típico de Gervais, siempre listo en primera línea para desenmascarar las hipocresías y falsedades del ser humano en cualquier campo, sin dejar escapar a nadie. Pero no puede deshacerse la sensación de que esta segunda temporada no era tan necesaria después de todo. Todo está en el lugar correcto, pero le falta el impacto que tuvo el año pasado y el dejavú está perpetuamente a la vuelta de la esquina. Además, los intentos de ofrecer algo nuevo -un poco de trama horizontal y más espacio para los personajes secundarios- no fueron lo suficientemente efectivos. After Life sigue siendo una gran serie, a veces majestuosa, pero incapaz de sorprender realmente en esta nueva serie de episodios.
¿Dónde ver After Life?
La serie está disponible en Netflix.