Bloodline: El regreso de la oveja negra

[alert type=red ]Contiene spoilers del primer episodio de la serie[/alert]

Probablemente la premisa de la nueva serie original de Netflix, Bloodline, no sea la más original de todas: Una familia con secretos. Eso ya lo hemos visto en variadas series, como The Sopranos o Six Feet Under, por nombrar algunas. Pero esto no quiere decir que hablaré de una serie deficiente. ¿Qué novedad nos trae Bloodline entonces?.

En Bloodline nos sumergimos en la historia de una de las peores traiciones que puede tener el ser humano: La traición familiar. Los Rayburn son una familia de clase alta que tienen a su haber una especie de resort en el entorno idílico de los Cayos de Florida. La familia Rayburn (confirmada por los padres y 4 hermanos) viven relativamente en paz, Cuando Danny (Ben Mendelsohn), el hijo mayor y oveja negra de la casa vuelve a la celebración de matrimonio de sus padres, su presencia amenaza con revelar los secretos más oscuros del pasado y pone a sus hermanos a prueba para ver qué tan lejos empujar los límites de la lealtad entre ellos. Hasta aquí no hay nada que llame la atención… salvo los constantes flashazos de un futuro, no sabemos si próximo o lejano, sobre un hecho terrible que afectará a todos sus integrantes. Un hecho que terminó por desintegrar a la familia. Todo gatillado por el fiestero e irresponsable Danny.

El oscuro futuro que les espera a los Rayburn debe ser el punto más interesante de la serie. podría decir que la misma producción se encarga de “auto-spoilearse” el punto más interesante de la historia, y los capítulos siguientes se encargarán de hacernos el recorrido hasta ese punto (o, al menos, esa es la esperanza que tengo). El núcleo familiar primario (padres y cuatro hermanos) son interpretados por actores de gran talento que hacen de los Rayburn una familia muy oscura, donde el constante sentimiento de “Aquí va a pasar algo” o “Algo se saldrá de control” es constante.

Un reparto coral, sólido, con una presentación muy dinámica a través de los preparativos del ágape, y la fiesta en sí, con una estructura muy circular en su primer episodio. Bloodline no es la serie perfecta ni la que te cambiará la vida, pero es una producción correcta que los amantes del misterio y las relaciones entre personas sabrán apreciar. Está al nivel de las buenas producciones que Netflix nos tiene acostumbrados. Se acaba de confirmar una segunda temporada que, probablemente, seguirá hurgando en los aspectos más profundos de una de las familias más agasajadas de su sector… pero como dice ese viejo refrán: “Los ricos también lloran”.

https://youtu.be/9opfQBiZHFU